MADRID, 29 Mar. (EUROPA PRESS) -
Simpatizantes y detractores del Gobierno de Nicolás Maduro están convocados a marchar este sábado por Caracas, en una nueva exhibición de apoyo popular que llega cuando la crisis política en Venezuela se dispone a alcanzar un nuevo punto álgido tras la orden de inhabilitación contra el líder opositor Juan Guaidó y el anuncio de una operación humanitaria.
El autoproclamado "presidente encargado" de Venezuela convocó el martes a los venezolanos a manifestarse otra vez el 30 de marzo por los sucesivos apagones que se han producido en todo el país desde el 7 de marzo y que Maduro ha atribuido a "sabotajes" de la oposición.
Sin embargo, el anuncio un día después de que la Contraloría General de la República (CGR) le ha inhabilitado para ejercer cargos públicos durante 15 años porque habría recibido fondos del extranjero no declarados y otras supuestas contradicciones patrimoniales será también motivo de protesta.
La movilización opositora de este sábado será tan solo un aperitivo del "simulacro" de la "Operación Libertad" que Guaidó ha convocado para el 6 de abril. El disidente venezolano ha explicado que supone entrar en la fase de "máxima presión" contra Maduro para lograr su partida.
El mandatario bolivariano le daba la réplica en una intervención telefónica en VTV. "El 30 marzo tenemos una gran movilización en todo el país en la 'Operación en Defensa de la Libertad'. ¡Ganando la batalla por la paz!", dijo.
Este viernes, las dos partes han precisado el recorrido de sus marchas por Caracas, coincidiendo con el anuncio por parte de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR) sobre la puesta en marcha de una operación humanitaria en 15 días para atender a 650.000 personas en Venezuela.
Más de tres millones de venezolanos han cruzado la frontera en los últimos años huyendo de la crisis política y económica que sufre el país. El Gobierno de Maduro niega la existencia de una crisis humanitaria y, hasta ahora, se ha negado a recibir ayuda externa.
La crisis venezolana se agudizó el 10 de enero a raíz de la decisión de Maduro de iniciar un segundo mandato que no reconocen ni la oposición ni gran parte de la comunidad internacional por considerar que las elecciones presidenciales del 20 de mayo fueron un fraude.
El 23 de enero, Guaidó se autoproclamó "presidente encargado" de Venezuela obteniendo el reconocimiento de buena parte de la comunidad internacional, incluido Estados Unidos, para que gestione una transición pacífica que culmine con nuevas elecciones.