Actualizado 13/04/2013 13:02

Venezuela.- Un crecido Capriles pelea su segundo asalto sobre el chavismo con una campaña más agresiva


CARACAS, 13 Abr. (EUROPA PRESS) -

El candidato de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) a la Presidencia de Venezuela, Henrique Capriles Radonski, se ha erigido en los últimos meses en la voz autorizada de la oposición para criticar al chavismo y sus políticas, a pesar de que ha evitado desacreditar la figura del mandatario Hugo Chávez, al tiempo que cargaba contra el presidente encargado, Nicolás Maduro, utilizando un tono más agresivo que en las elecciones de octubre.

A pesar de que la MUD no se ha mostrado de forma unida en los últimos meses, la muerte el pasado 5 de marzo de Chávez colocó a Capriles a la cabeza de la candidatura de la coalición opositora ante la falta de tiempo para buscar un nuevo aspirante y con el recuerdo de la campaña de octubre en la que Chávez venció al aspirante por un margen de diez puntos.

La trayectoria de este abogado de 40 años, gobernador del Estado de Miranda (centro), se ha desarrollado en diferentes ámbitos de la política venezolana. Capriles fue vicepresidente del extinto Congreso bicameral y presidente de la Cámara Baja del Parlamento entre los años 1999 y 2000. Durante ocho años fue alcalde del municipio de Baruta (Miranda).

Pertenece a una reconocida familia de origen europeo que emigró a Venezuela huyendo de la Segunda Guerra Mundial y que en la década de los cuarenta fundó la Cadena Capriles, uno de los grupos de comunicación más importantes del continente. Capriles Radonski estuvo cuatro meses en prisión tras haber sido vinculado al asalto a la Embajada de Cuba en Caracas, durante el golpe de Estado que en 2002 derrocó a Chávez durante tres días.

En los meses en los que Maduro se ha convertido prácticamente en el presidente mientras Chávez se encontraba en La Habana para tratarse del cáncer, la oposición ha confiado en Capriles como principal ariete contra las políticas aprobadas por el chavismo. Además, este apoyo consiguió un gran empuje con su reelección en diciembre como gobernador de Miranda, a pesar de que se enfrentaba a Elías Jaua, uno de los dirigentes del PSUV y actual ministro de Exteriores.

En la campaña para estas elecciones presidenciales, de apenas dos semanas, el opositor ha vuelto a repetir el esquema de los comicios de octubre, recorriendo casa por casa. Sin embargo, el respaldo ha ido en aumento y el pasado domingo disfrutó de un 'baño de masas' en Caracas. La confianza ganada por Capriles ha desembocado en que el aspirante haya utilizado en algunos casos el lenguaje áspero de los líderes chavistas para denunciar las políticas del Gobierno, mientras que ha atacado personalmente a Maduro.

Desde el oficialismo, se han mantenido los ataques sobre su unión con la derecha y la burguesía venezolana y el supuesto apoyo que recibe desde Washington. En esta ocasión, incluso el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) le ha acusado de contar con milicianos salvadoreños para provocar el caos en caso de que el resultado de los comicios fuese adverso para la oposición.

CAMPAÑA BELIGERANTE

El grueso tono de la campaña comenzó después del funeral de Chávez. Maduro, entre lágrimas, juró el puesto como presidente interino al tiempo que prometía mantener el legado de su antecesor, mientras Capriles verbalizaba las denuncias sobre que el mandatario no había fallecido en Venezuela, sino en Cuba, tras innumerables quejas sobre el hermetismo del Gobierno. Las acusaciones de "traidor" desde el Gobierno no se hicieron esperar.

Las muestras de dolor y de apoyo a Chávez que sucedieron a su muerte llevaron a Capriles a centrar sus ataques en Maduro. Evitando criticar las políticas de un líder fallecido, ha denunciado en varias ocasiones que Venezuela no se puede permitir un Ejecutivo liderado por Maduro a la vista de las políticas aprobadas desde la marcha de Chávez, como la devaluación del 32 por ciento de la moneda a mediados de febrero.

El candidato de la MUD ha aprovechado las debilidades en la oratoria de Maduro para denunciar su falta de preparación, mofándose del aspirante oficialista después de que hablara sobre la aparición de un "pajarito" que le recordó a Chávez y que le dio su "bendición". La actitud pausada del opositor en los comicios de octubre ha dado paso a un nuevo Capriles Radonski más combativo.

En este discurso más beligerante han entrado denuncias sobre posible fraude electoral, la falta de respuesta del Ejecutivo a los altos índices de violencia o la denuncia ante la supuesta corrupción generalizada dentro de los "enchufados" o la 'boliburguesía', los dirigentes chavistas que se habrían enriquecido durante los 14 años de mandato de Chávez.

Además, ha reivindicado su victoria como la independencia del pueblo venezolano frente a las denuncias de que el régimen comunista de Cuba es, en realidad, el responsable de la política gubernamental mientras desde Caracas se envía a la isla el petróleo venezolano a un precio menor al del mercado.

CAMBIOS

Capriles ha destacado que, en realidad, el cambio se ha producido en la sociedad de Venezuela, que rechaza a Maduro como nuevo jefe de Estado y da por terminada la revolución bolivariana con la muerte de su líder, hasta el punto de que ha pedido a las Fuerzas Armadas que respeten su triunfo, a pesar de que sus altos mandos están copados por el chavismo.

El optimismo del opositor contrasta con las encuestas, que conceden a Maduro una ventaja superior a los diez puntos. Sin embargo, Capriles no se ha cansado de reivindicar un cambio en la política económica, con el objetivo de atraer inversiones extranjeras y mejorar las importaciones para acabar con la escasez de productos, manteniendo la repartición de la riqueza.

El nuevo Capriles Radonski aspira a convencer a los venezolanos de que Maduro no es Chávez y que los actuales dirigentes del PSUV no cuentan con ideas acertadas para sacar a Venezuela de la crisis económica en la que se encuentra. Él, en cambio, asegura que sí.