MADRID, 4 Jul. (EUROPA PRESS) -
Sólo el 12 % de las zonas con condiciones óptimas para la taruka está bajo alguna figura de protección ambiental, según un estudio internacional en el que ha participado la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). La investigación ha demostrado además que el territorio potencial de este ciervo poco conocido de los Andes Centrales de Sudamérica es mayor del que reconocen actualmente los mapas oficiales.
Los autores del texto, publicado en la revista Oryx, han querido mapear con mayor precisión la distribución actual y potencial de la taruka y orientar acciones efectivas para su protección. Para ello, han recopilado todas las observaciones fiables de la especie registradas en los últimos 50 años y las han utilizado para modelar el hábitat más idóneo para esta especie mediante algoritmos de predicción ecológica.
De acuerdo con la investigación, las variables que más influyen en la presencia del ciervo son la pendiente del terreno, la vegetación durante la estación seca (medida mediante el NDVI) y la variabilidad de la temperatura. Estas características permiten definir corredores y zonas prioritarias para conservar la especie y favorecer su conexión ecológica. Según estos datos, Perú concentra el 54% del hábitat favorable identificado, seguido por Bolivia (30%), Argentina (10%) y Chile (6%).
Los autores han abogado por ampliar las áreas protegidas y establecer mecanismos de conservación transfronteriza. De esta manera, han propuesto un enfoque de conservación más participativo, que incluya a las comunidades locales, aumente la conciencia pública y fortalezca la cooperación entre países. "La taruka no entiende de fronteras. Nuestra estrategia de conservación tampoco debería hacerlo", han recalcado.
Más allá de esto, han hecho hincapié en el valor del conocimiento científico local en el marco de este estudio, en el que han participado 15 científicos de Argentina, Bolivia, Chile, Perú y España provenientes de universidades como la UAM, la Universidad Austral de Chile, la Nacional de San Agustín de Arequipa y la de Salta, así como especialistas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y organismos estatales de conservación.
"En lugar de basarse únicamente en datos publicados, los investigadores integraron observaciones de campo y experiencia acumulada por científicos de la región, a menudo invisibilizada en la literatura global. Esta estrategia demostró ser clave para mejorar la precisión de los modelos ecológicos", han recalcado.