Actualizado 15/10/2018 11:09

Adulteración de estupefacientes, tendencia letal del narcotráfico

Estupefacientes en Iberoamerica
WIKIPEDIA

   MADRID, 14 Oct. (Notimérica) -

   El cultivo, explotación y consumo de drogas es un problema cada vez más preocupante en Iberoamérica, tanto es así que los debates que suscita parecen no tener fin. El conflicto no se reduce solo a aquellos que apoyan su consumo y aquellos que no lo hacen, sino que se extiende entre aquellos que apoyan diferentes soluciones para poner fin a la decadencia que el consumo de estupefacientes conlleva.

   Actualmente, una de las mayores polémicas se establece en torno a la idea de despenalizar el consumo de drogas en la región. Llegados a este punto, dos posturas claramente diferenciadas convergen. Por un lado, aquellos que apuestan por despenalizar el consumo de droga y considerarlo un problema de salud pública y, por otro, los que creen que este cambio incentivaría aún más su consumo.

   Por ejemplo, el presidente de Colombia, Iván Duque, asegura que penalizar el consumo de narcóticos es algo imprescindible para luchar contra su divulgación.

   La sustancia más consumida en Iberoamérica es el cannabis. Un 3,2 por ciento de la población lo consumió al menos una vez en 2017. Tras él, la cocaína, las anfetaminas, los opiáceos y el éxtasis en un 1,5 por ciento, un 0,9 por ciento, un 0,3 por ciento y uno 0,2 por ciento, respectivamente.

   De acuerdo con la Junta Internacional de Fiscalización (JIFE), uno de los factores más preocupantes es el incremento del consumo entre los más jóvenes de la región. A modo de ejemplo, dicha entidad señala que el número de adolescentes entre 15 y 16 años que consumieron éxtasis en 2015 aumentó un 2,6 por ciento.

   Sin embargo, todavía hay un factor más que agrava la situación en Iberoamérica: ya no se consumen solo drogas, sino drogas altamente adulteradas. La manipulación de las sustancias que ya de por sí atentan contra la vida de aquellos que las consumen, hace que estas sean incluso más letales de lo habitual. Esta es una técnica muy extendida en Iberoamérica.

   Los festivales de música son uno de los mayores exponentes de tráfico de sustancias adulteradas. En Colombia, la mayoría de cocaína que se consume está compuesta por sustancias tóxicas como el levamisol, el aminorex, la cafeína o el diltiazem. Estas se mezclan con la hoja de coca durante su refinamiento, aumentando de este modo la cantidad de droga con la que se puede comerciar.

EL CULTIVO CRECE ESTREPITOSAMENTE

   Por su parte, el cultivo de drogas no admite ningún tipo de duda sobre su criminalización. Producir sustancias estupefacientes es algo ilegal en Iberoamérica y, a pesar de ello, es una técnica que crece cada vez más.

   La situación más alarmante se presenta en Colombia, donde, según los últimos datos ofrecidos por el JIFE, en 2015 se vivió uno de los mayores aumentos de superficie dedicada al cultivo de coca. En concreto, se experimento un aumento del 39 por ciento con respecto al año anterior, lo que supondría que al menos 96.000 hectáreas se dedicarían a esta práctica.