Actualizado 17/09/2018 10:25

Agua Bendita o cómo compatibilizar supermodelos y fabricación artesanal en zonas colombianas deprimidas

AGUA BENDITA BAÑADORES
AGUA BENDITA
    

   MADRID, 19 Jul. (Notimérica)

   Las colombianas Catalina y Mariana son amigas de toda la vida. Se conocieron de pequeñas y sus vidas desde entonces han sido paralelas. Su pasión por la moda las hizo incluso entrar juntas a la universidad a estudiar Diseño. Hacia la mitad de la carrera, en una de las asignaturas el profesor les encargó hacer un trabajo sobre cómo sería la creación de una empresa de moda masculina; pero ellas, haciendo oídos sordos, decidieron enfocar su proyecto en simular la creación de una compañía de trajes de baño para mujeres. Siempre había sido el punto débil de las dos y además tenía sentido, pues el mercado no les ofrecía nada que les convenciese.

   Sin saberlo, a sus 22 años estaban comenzando a crear una empresa multinacional pero con un fuerte arraigo local, una empresa de moda que pese al glamour cambiaría la vida de cientos de mujeres del campo. Con un taller-oficina improvisado en la habitación de la casa de Medellín de la familia de Catalina, la máquina de coser de su abuela y los pedazos de tela sobrantes que compraban a otras marcas comenzaron a producir para sus amigas y familiares. Poco después tuvieron la oportunidad de vender sus piezas a una tienda multimarca de la capital antioqueña y la producción que esperaban vender en un mes la liquidaron en un día.

   Al comprobar que si querían ampliar el negocio solas no darían abasto, comenzaron a emplear a mujeres artesanas. Si en un principio eran ellas quienes cosían, vendían, facturaban y se encargaban de todo, enseguida la empresa creció y ahora Agua Bendita está presente en más de 50 países alrededor del mundo. El gran salto lo dieron en 2007, cuando uno de sus diseños apareció en la edición de la revista 'Sports Illustrated' dedicada a trajes de baño. "Esto es casi como ganarse el Oscar en el mundo de los bañadores", relatan a Notimérica a su vuelta de París, donde han participado en la Mode City, la feria del sector más importante de Europa.

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   No solo eran amantes de la playa cuando decidieron embarcarse en esto, sino que ninguna de las dos se sentía identificada con lo que les ofrecían las marcas del mercado. Tampoco querían montar una empresa al uso, sino que, gracias a su visión feminista del mundo, quisieron utilizar su nueva plataforma para empoderar a mujeres cabeza de familia que cuidasen solas a sus hijos. Hoy Agua Bendita cuenta con una fuerza de trabajo de 120 personas en su sede central de Medellín y, desde hace una década, la mayor parte de la producción ha sido externalizada hacia pequeños talleres de confección que le dan vida a la industria textil local, generando trabajo a más de 900 personas.

ABIGAIL, ADRIANA Y YULI

   De El Peñol, un pueblo situado a hora y media de Medellín, es Abigail, una abuela que le enseñó a su hija y a sus nietas el oficio de la artesanía a petición de Mariana y Catalina. Hoy, cuando la anciana disfruta de sus últimos años de vida dedicada al cuidado de su finca y sus animales, sus nietas, Adriana y Yuli, tienen a su cargo a un grupo de unas cuarenta artesanas que trabajan los detalles hechos a mano de las prendas de Agua Bendita. La madre de estas ha montado una guardería en la que cuida a los niños de todas estas empleadas mientras ellas trabajan para la reconocida firma, que el pasado año lo cerró con más de 150.000 bikinis vendidos, además de otras 50.000 prendas de vestir diseñadas para la playa.

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   Hasta que las diseñadoras aparecieron en su vida, Adriana trabajaba en la ciudad para otra empresa de manualidades y solo podía visitar a su hija los fines de semana debido a la distancia, los costes del viaje y la falta de tiempo. Mariana y Catalina le dieron la oportunidad de volver a El Peñol y trabajar desde su casa y su hija, que hoy tiene ocho años, puede volver a criarse con su madre.

   Pero hay más. Las emprendedoras no han conseguido solamente emplear a mujeres solas, sino que también lo han hecho con todos los miembros de algunas familias al uso. Muchos de los esposos de las artesanas se han convertido ahora en mensajeros y llevan y traen las prendas que confeccionan sus mujeres desde las pequeñas localidades hasta Medellín. "Se ha convertido en un tema no solo familiar sino de comunidad", aseguran las diseñadoras. Su responsable de comunicación, Paula Builes, reconoce que "que estas mujeres puedan trabajar y estar al lado de sus hijos para educarlos y verles crecer es el mayor beneficio que tenemos como marca".

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RESPONSABILIDAD SOCIAL Y SUPERMODELOS

   Lo que diferencia a Agua Bendita de otras marcas de trajes de baño son los detalles artesanales, esos que realizan con cariño las más de 500 artesanas colombianas que trabajan desde sus casas en zonas rurales o en barrios vulnerables cercanos a Medellín. Su programa de responsabilidad social, 'AB Hearts, trabaja tres pilares para beneficio de las artesanas: familia, recreación y formación. "Tratamos de trabajar con instituciones sin ánimo de lucro para que el impacto sea doble", afirma Builes.

   Así, han realizado campañas por ejemplo con Modo Rosa, una organización que busca prevenir el cáncer de mama y concienciar sobre la importancia de los chequeos médicos y el auto examen. De este modo, consideran, "beneficiamos a nuestras artesanas mientras apoyamos otras causas e instituciones sin ánimo de lucro". También realizan talleres de formación personal y profesional para contribuir a su crecimiento.

   Con todos estos ingredientes han sabido captar la atención de quienes mejor publicidad pueden hacerles: las supermodelos. Bar Refaeli, Irina Shayk, Sara Sampaio o Kendall Jenner han lucido sus diseños, poniéndolos de relieve en la primera línea del mundo de la moda. Ellas junto con otras miles de mujeres son sus clientes, pero para que puedan lucir sus bañadores, y por mucho que crezca la firma, Catalina y Mariana no derivarán su producción a talleres que podrían producir a granel, sino que seguirán empleando a Helena, a Judy, a Jeive, a Natalia, a Sor, a Margarita o a Astrid. Porque Agua Bendita es el resultado, pero la esencia está en el campo, en las zonas pobres y en sus artesanas.