Publicado 04/09/2013 01:59

Antihistamínico descubierto en 1950 puede prevenir convulsiones en una forma de epilepsia infantil

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MADRID, 4 Sep. (EUROPA PRESS) -

Un antihistamínico descubierto en la década de 1950 para tratar la picazón, clemizol, también puede prevenir las convulsiones en una forma intratable de epilepsia infantil, según han descubierto investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), Estados Unidos, al probarlo en un modelo de pez cebra diseñado para imitar la enfermedad.

Los científicos explican en un artículo en la edición de este miércoles de 'Nature Communications' que su inesperado descubrimiento ofrece un rayo de esperanza para las familias de niños con síndrome de Dravet, una rara enfermedad genética que se manifiesta en la primera infancia con incapacitantes consecuencias de por vida. Estos enfermos sufren decenas o cientos de convulsiones diarias, así como profundos déficits cognitivos y sociales.

Pequeño, transparente y fácil de criar, el pez cebra es cada vez más utilizado en lugar de los roedores para probar medicamentos contra trastornos genéticos raros. Pero nadie los había utilizado para identificar drogas contra la epilepsia hasta que el equipo de Scott C. Baraban, autor principal del estudio, profesor de Cirugía Neurológica y miembro de la Cátedra de Investigación en Neurociencia William K. Bowes Jr. de la UCSF.

Baraban dijo que su método de descubrimiento de fármacos podría ser utilizado para otros medicamentos contra cualquier forma de epilepsia causada por mutaciones en un único gen, algunas de las cuales fueron descubiertas recientemente en otro estudio de la UCSF sobre epilepsia.

El síndrome de Dravet se desarrolla debido a mutaciones en el gen SCN1A, que codifica las proteínas de los canales iónicos de sodio. Estos canales actúan como poros que permiten a los iones de carga pasar a través de las membranas de las neuronas y regulan la forma en que se disparan. En el síndrome de Dravet, estos canales provocan muchos iones y que las neuronas se disparen en exceso, causando convulsiones, además de que implican problemas similares en los canales de potasio y calcio en otras formas genéticas de epilepsia.

Mientras que algunas formas adultas de epilepsia pueden ser tratadas por la extirpación quirúrgica de las áreas pequeñas que funcionan mal eléctricamente en el tejido cerebral, no es posible en las formas genéticas de la epilepsia debido a que involucran las neuronas en todo el cerebro. Por ello, los investigadores están centrando sus esfuerzos en la búsqueda de medicamentos eficaces.

El equipo de Baraban descubrió la eficacia de clemizol, que anteriormente había sido utilizado sólo como un antihistamínico y un medicamento antiviral, por accidente. Como los antihistamínicos pueden empeorar las convulsiones, es poco probable que se hubieran centrado en el fármaco si no se hubiese utilizado un diseño de estudio que tratara de eludir el sesgo sobre los medicamentos que podrían funcionar.

En lugar de comenzar con una hipótesis basada en los resultados anteriores, Baraban utilizó una mezcla aleatoria de 320 compuestos en una biblioteca química de medicamentos que ya han sido aprobados por la agencia norteamericana del medicamento (FDA, en sus siglas en inglés). Los investigadores miraron qué drogas eran hasta que tuvieron los resultados.

El grupo de Baraban estudió otros 10 antihistamínicos, pero ninguno bloqueó las convulsiones, por lo que los expertos consideran que el propio antihistamínico probablemente no era el mecanismo de la droga que ejercía el efecto anticonvulsivo, por lo que sigue siendo un misterio a resolver en el futuro por qué clemizol logra frenar la convulsiones.

Este estudio utilizó el pez cebra mutante descubierto hace algunos años y, por casualidad, una cepa de los peces tenía una mutación en el mismo gen del canal de sodio que el implicado en el síndrome de Dravet. Al igual que las personas con síndrome de Dravet, el pez con esta mutación sufría convulsiones espontáneas que no respondieron a muchos de los medicamentos utilizados para tratar la epilepsia.

Pero estas especies responden a una forma de dieta cetogénica, o alto contenido de grasa, que a menudo también ayuda a reducir las convulsiones en los niños con síndrome de Dravet. El pez mutante también mostró el mismo patrón de desarrollo de niños, cuyas convulsiones no comienzan hasta después de su primer año, por lo que en los peces, las convulsiones comenzaron tres días después de la fertilización, ya que estos suelen morir a los diez o doce días.

En estos estudios, los científicos trabajaron con larvas del tamaño de una pestaña humana, en las que midieron la actividad cerebral con un electrodo a una micra de diámetro y siguieron sus diminutos movimientos convulsivos con un software especial. Baraban dijo que los ataques en estos peces mutantes se parecían mucho a los de los humanos con síndrome de Dravet y, dado que las larvas son tan pequeñas y fáciles de trabajar, se pueden detectar cinco veces más drogas en su pequeño análisis frente a uno más grande con roedores.

El director del estudio subrayó que es importante la utilización de animales enteros en el cribado de fármacos para la epilepsia, ya que surge de la actividad de los circuitos neuronales que contienen muchos miles de células.

Su equipo tiene previsto realizar análisis de laboratorio para poner a prueba el efecto de clemizol en las neuronas individuales generadas a partir de pacientes con síndrome de Dravet, mediante la tecnología de células madre pluripotentes inducidas (IPSC), para generar neuronas individuales de los pacientes con síndrome de Dravet, como paso previo antes de probar el fármaco en personas.