MADRID 8 Ago. (EUROPA PRESS) -
El presidente de la Conferencia Episcopal (CEE), Luis Argüello, ha invitado a los "amigos musulmanes españoles" a defender a los cristianos perseguidos.
"Qué bueno sería que nuestros amigos musulmanes españoles o que viven entre nosotros reivindiquen la libertad allí que para ellos defendemos aquí", asegura Argüello en un artículo en 'Abc', recogido por Europa Press, en le que analiza la moción aprobada por el Ayuntamiento de Jumilla (Murcia) que insta al gobierno local a prohibir en sus instalaciones deportivas cualquier tipo de actividad ajena a las mismas y después de unirse este jueves a la Comunidad Islámica de España para defender la libertad religiosa.
El Ayuntamiento de Jumilla ha aprobado una moción, fruto de una transaccional del PP a un texto de Vox, que finalmente contó con el apoyo de los 'populares' y la abstención de los de Abascal, que pide prohibir todo tipo de actividades ajenas a las deportivas en estas instalaciones. Se da la circunstancia de que en ellas han tenido lugar en el pasado celebraciones musulmanas, con el fin del Ramadán o la Fiesta del Cordero en el pasado. En un punto previo de la moción, se insta al Gobierno municipal a promover actividades, campañas y propuestas culturales que defiendan la identidad española y protejan los valores y manifestaciones religiosos en España.
En este sentido, el presidente de los obispos españoles recalca que "el bien común en el mundo global pide exigir reciprocidad a los Estados de confesión islámica que persiguen o ponen trabas a los cristianos". Además, lamenta que hoy los cristianos de las diversas Iglesias son "los creyentes más perseguidos del mundo".
En cuanto a la moción, Argüello recuerda que esta ha dado pie a un "torrente de reacciones" y que la Conferencia Episcopal Española se ha unido a la postura de la Comisión Islámica Española que funda su rechazo a la misma en la Constitución y la Declaración Universal de los Derechos Humanos que reconocen la libertad religiosa y de culto, tanto en público como en privado.
En esta misma línea, explica que actualmente "utilizar el odio como argumento de ida y vuelta que ahonda las trincheras es habitual, pero asimétrico". "Depende del lado de la línea, unas expresiones son de odio, religioso, racial, sexual, etc. o son legítimas expresiones de la libertad. Se puede jugar o burlar con imágenes o símbolos de un grupo por libertad artística o de expresión y si alguien se queja 'tiene la piel muy fina' o es 'intolerante'", apunta.
Igualmente, se pregunta qué significan hoy los términos de defensa de las tradiciones, valores cristianos o usos y costumbres del pueblo español. Así, indica que del Evangelio surgen valores, usos y costumbres que "encarnan una propuesta moral y una ética de la vida buena".
Si bien, advierte de que "cuando la fe no se cultiva y solo se hacen lecturas ideológicas de los valores, la defensa de usos y tradiciones puede quedar reducida a mero folclore o a instrumento inadecuado de la legítima lucha por el poder".
Finalmente, avisa de que el rechazo de las tradiciones religiosas "supone renunciar a fuentes que general 'pueblo', 'demos', sin el cual las democracias del elogio del individuo autónomo y desvinculado se encuentran cada vez más en el callejón sin otra salida que la manipulación de conciencia o el 'panem et circenses'".