Actualizado 15/02/2019 13:05

Brasil, el país donde ser indígena puede suponer la muerte

Indígenas de Brasil
REUTERS - Archivo

   BRASILIA, 15 Feb. (Notimérica) -

   Según la ONG Global Witness, 2017 fue el año más sangriento en el mundo rural desde que el organismo tiene datos. En total, 210 líderes campesinos o activistas rurales fueron asesinados en todo el mundo. De ellos, 57 se produjeron en Brasil. La potencia emergente de Sudamérica es, junto con Colombia, el país de la región en el que más peligro corren indígenas y ecologistas.

   Para el sociólogo e investigador de la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro, Fabricio Teló, a las amenazas que sufren las comunidades rurales en el país carioca hay que sumar "la omisión del Estado y la impunidad de la Justicia", tal y como manifiesta en una entrevista concedida a 'Actualidad RT'.

   "Hoy en día, creo que las poblaciones rurales más amenazadas son los pueblos indígenas, ya que las tierras indígenas son las áreas donde la frontera agrícola --áreas de selva deforestadas para plantaciones-- puede avanzar con más facilidad", asegura.

   Y entre las grandes amenazas, el investigador también considera al recién estrenado presidente, Jair Bolsonaro, como un activo peligroso para estas comunidades rurales. Bolsonaro, durante su campaña, advirtió en varias ocasiones que la Amazonía debía ser explotada en pos del desarrollo del país. "Él representa la principal amenaza", reconoce Teló, que además recuerda que "inmediatamente después de haber tomado posesión de su cargo, una de sus primeras medidas políticas fue pasar la Funai (la Fundación Nacional del Índio) del Ministerio de la Justicia, donde tenía relativa autonomía, para el Ministerio de la Agricultura, controlado por la bancada ruralista, grupo de parlamentarios representantes de los grandes terratenientes y del agronegocio".

   Además, el experto alerta en su entrevista del peligro de la impunidad con el que se cometen los actos contra las poblaciones rurales. "En Brasil continúa existiendo un hegemonismo de los terratenientes en el Estado, tanto en el Ejecutivo, como en el Legislativo y Judicial, y esto favorece la impunidad de quienes contratan a profesionales de la violencia para practicar abusos en las poblaciones rurales", lamenta.

   El origen de la violencia en los campos de Brasil se situaría en los tres siglos de esclavitud que marcaron al pueblo. "En la esclavitud, los problemas se resolvían con el uso de la violencia y esto alimentó una cultura que reproduce este patrón de comportamiento. Además, con el fin de la esclavitud, no se desarrolló ningún programa de distribución de tierras a las personas liberadas. Incluso antes de la abolición, en 1850 la creación de Ley de Tierras tuvo como objetivo impedir que los esclavos liberados pudieran tener su propia tierra e independizarse de los señores", añade Teló.

   Para organizaciones defensoras de los indígenas y la tierra como Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) o la Confederación Nacional de los Trabajadores en la Agricultura (Contag) "es fundamental desarrollar proyectos consistentes de asistencia técnica, comercialización facilitada de productos, educación integrada a la realidad campesina, vivienda digna y, en general, acceso a la misma dignidad que uno tendría en la ciudad", aseguran. Asimismo, denuncian que en Brasil hay al menos cien millones de hectáreas de tierra "robadas".

MANIFESTACIONES POR TODO EL MUNDO

   Ante los riesgos que asume la población indígena, más si cabe desde la llegada de Bolsonaro al poder, el pasado 31 de enero se produjo la mayor protesta internacional por los derechos indígenas de la historia.

   En ciudades de todo el mundo se produjeron concentraciones, en su mayoría frente a las embajadas brasileñas en el país, para protestar contra las medidas anti-indígenas del nuevo mandatario. A lo largo de todo el mundo pudieron leerse ancartas con frases como "¡Alto al genocidio en Brasil!", "Sangre Indígena, Ni Una Gota Más" o "Bolsonaro: protege la tierra indígena".