Actualizado 15/02/2010 17:55

Brasil.- La reina más joven del Carnaval de Río, de 7 años, llora de nervios frente a las cámaras antes del desfile


RÍO DE JANEIRO, 15 Feb. (Reuters/EP) -

La reina más joven que han tenido los carnavales de Brasil, Julia Lira, de apenas 7 años, rompió en llanto ante los nervios que le generaron decenas de periodistas de todo el mundo que se acercaron a ella para fotografiarla minutos antes de que liderara este domingo a los percusionistas en el Sambódromo de Río de Janeiro en el comienzo de las fiestas más importantes de ese país sudamericano.

Julia emergió parpadeando frente a las luces brillantes y los ensordecedores fuegos artificiales del Sambódromo, y pronto comenzó a llorar a medida que los fotógrafos y periodistas formaban un enjambre en torno a ella antes de que su grupo de samba comenzara su desfile.

Este hecho podría reforzar la polémica que había surgido en torno a que una niña de tan sólo 7 años se convirtiera en la reina de los carnavales de Río, considerados los más controvertidos del mundo por su fuerte carga sexual.

Con un vestido púrpura corto, una pechara con lentejuelas y una diadema plateada, Julia permaneció en silencio ante las preguntas de la prensa y entonces, claramente afligida, debió ser reconfortada por su padre y otros artistas cuando comenzó a llorar.

No quedó claro hasta que punto Julia Lira, la reina más joven que se recuerde de un grupo de tambores, completó el agotador desfile que dura unos 90 minutos, aunque su padre contó después que la niña cubrió todo el trayecto.

"Lloró porque había un montón de gente encima de ella", dijo el padre de la niña, Marco Lira, que es también presidente de la escuela de samba Viradouro.

La elección de una niña de tercer grado de primaria para un lugar usualmente ocupado por modelos con tacones o estrellas de teleseries ha iniciado un acalorado debate dentro y fuera de Brasil sobre el papel de los niños en una fiesta anual que simboliza el hedonismo.

El debate aún seguía el pasado domingo en momentos en que el Carnaval comenzaba en plenitud con los primeros desfiles de las escuelas de samba, observados por miles de seguidores y celebridades incluyendo la cantante estadounidense Madonna.

"Me opongo, ella es demasiado joven. Una niña de siete años no debería estar frente al grupo de tambores", dijo Luiz Paulo, de 22 años, luciendo un tocado de plumas mientras se preparaba para desfilar.

La pequeña Lira obtuvo la semana pasada el permiso para desfilar de parte de un juez, después de que una agencia de protección de menores trató de impedir que participara por la preocupación de que una niña sea la reina de unas fiestas de alto contenido sexual.

ÉXTASIS SUDOROSO

Las reinas de tambores, escogidas por su aspecto y habilidades para "sambar", bailan sin parar frente a cientos de tamborileros, vistiendo nada más que un diminuto bikini, un tocado emplumado y tacones altos.

Pero muchos fanáticos del Carnaval dicen que los niños han jugado tradicionalmente un rol importante en la fiesta y que la "sexualización" de las reinas es un fenómeno reciente. "La reina de tambores no es necesariamente un rol sexual", aseguró Carlos Alberto, un percusionista de Viradouro.

"Cada escuela tienen el derecho a innovar y poner al artista de su elección a la cabeza del grupo, sea una mujer con un cuerpo hermoso o una niña inocente y maravillosa", agregó.

Algunos podrían sostener que Julia Lira no fue la estrella más joven en el espectáculo de este domingo. La reina de tambores Adriane Galisteu bailó por la escuela Unidos da Tijuca con un embarazo de cuatro meses, después de conocer su estado semanas antes del Carnaval y de recibir la autorización médica para desfilar.

Los desfiles del domingo, tras días de fiestas callejeras subidas de tono, incluyeron un carro alegórico en honor al fallecido Michael Jackson, un caballo de madera gigante, hordas de antiguos egipcios y un tributo a la capital del país, Brasilia.

Una sofocante ola de calor que afecta a Río de Janeiro garantizó que quienes desfilaban no tuvieran una labor fácil y de manera constante se dedicaron a pedir botellas de agua. No obstante, concluyeron el recorrido en un estado de éxtasis que los veteranos del Sambódromo dicen debe sentirse para creerlo.