Actualizado 06/03/2016 13:49

Casi el 30% de las especies de loros están en estado crítico de conservación

Bebé Loro Amazona
ZOOLÓGICO 'EL BOSQUE'

   MADRID, 6 Mar. (EUROPA PRESS) -

   Un 28 por ciento de las especies de loros están estado crítico de conservación, según un estudio de BirdLife International y de la Australian National University que concluye que estos son el grupo de aves más amenazadas a nivel mundial.

   En total, hay 398 especies de loros que pertenecen a 86 géneros: loros, guacamayos, cacatúas, papagayos, periquitos y cotorras, forman el grupo de aves conocido como Psitaciformes o loros en general (orden Psittaciformes).

   Estas aves siempre han generado una especial atracción para el ser humano por su belleza y su inteligencia. Sin embargo, su estado de conservación ha hecho saltar las alarmas, ya que un reciente estudio en el que ha participado BirdLife International concluye que el 28%, es decir 111 están en una situación "preocupante" y más de la mitad experimenta declives poblacionales.

   En concreto, las principales amenazas detectadas con la captura y tráfico ilegal de ejemplares para su venta como mascotas debido a la belleza de sus plumajes, además de la destrucción de sus hábitats y la escasa protección legal en algunos países.

   El trabajo ha sido publicado en la revista científica Biodiversity Conservation y elaborado por científicos de BirdLife International y de la Australian National University. El trabajo ha repasado el estado de conservación de los Psitaciformes de acuerdo con los criterios de la Lista Roja Mundial de la UICN.

   El estado de conservación de estas especies rivaliza con el de las aves marinas, que también están en peligro y está por delante de las habituales en las listas rojas como las rapaces.

   Hay tres tipos de amenaza para los loros, aquellos con una pequeña distribución histórica, como los que viven en islas; los de mayor tamaño, que son más longevos, tienen pocas crías y alcanzan más tarde su madurez sexual y los que habitan en zonas boscosas que están siendo deforestadas.

   "Los loros en alguna de estas circunstancias se encuentran especialmente amenazados. Por ejemplo, las aves de gran tamaño no suelen formar poblaciones grandes, lo cual les expone más a la caza furtiva. Los loros que viven en bosques suelen anidar en cavidades de árboles, por lo que son de los primeros en sufrir el impacto de la deforestación", ha explicado Jorge Fernández Orueta, del Área Internacional de SEO/BirdLife.

   Además, la exposición al comercio ilegal internacional multiplica las capturas y la destrucción de sus hábitat, sobre todo en zonas tropicales y subtropicales son algunas de las principales causas del declive de los Psitaciformes.

VÍCTIMAS DE SÍ MISMOS

   El experto de SEO/BirdLife ha destacado que los loros son apreciados por su capacidad para imitar la voz humana y cuanto más colorida y rara es una especie más codiciada es su posesión, por lo que se podría decir que "son víctimas de su belleza y de su inteligencia".

   Mientras el director científico de BirdLife International, Stuart Butchart, ha subrayado que el estudio confirma que los loros afrontan uno de los mayores índices de extinción, con un 56 por ciento de las especies con algún nivel de declive.

   Por otro lado, el estudio ha identificado las prioridades de conservación para estas "atractivas e inteligentes aves" y tratar de evitar su extinción.

   En concreto, apunta que hay 10 países que requieren mayor protección para los loros, que son Indonesia, Brasil, Australia, Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú, Papúa Nueva Guinea, Venezuela y México.

   A estos países les propone líneas de acción por regiones. En concreto, en América del Sur y Centroamérica, el acento debe ponerse en la protección in situ y la gestión de hábitats. Por su parte, en África, es prioritaria una mejora de la legislación y conservación, mientras que en el sureste asiático y Oceanía, la investigación les plantea la necesidad de mayor concienciación y protección del hábitat.

   Los autores concluyen también que la gravedad del riesgo de extinción está directamente relacionada con el Producto Interior Bruto de los países donde habita. Así, los países con economías en expansión y un desarrollo urbanístico emergente, se observa un incremento de la presión sobre los hábitats de los loros.

   Sin embargo, Fernández-Orueta advierte de que estas especies no deben ser puestas en libertad fuera de su área de distribución, ya que algunas especies no amenazadas, como la cotorra argentina, podrían llegar a ser invasoras, como en España. También ha indicado que las aves criadas en cautividad, tienen un potencial invasor mucho menor.

   En total, catorce de las dieciséis loros clasificados por BirdLife en la Lista Roja de la UICN como 'extintas' habitaban en islas y desaparecieron tras la llegada de los europeos a partir de mediados del siglo XVII.

   Las dos especies restantes, hasta llegar a 16, son la cotorra de Carolina, una especie de Norteamérica que se extinguió por la persecución humana y la deforestación; el perico del paraíso, habitante de Australia --fundamentalmente, el sureste de Queensland--, especializado en los pastos y usuario de termiteros, donde anidaba, fue avistado por última vez en 1928.

   El estudio se refiere también a la presión sobre especies de loros, como el loro gris o el yaco, cuyo estado de conservación es crítico por su comercio ilegal. Desde 2007, y de acuerdo con la normativa europea, el comercio de especies protegidas puede llegar a ser constitutivo de delito.