Actualizado 01/12/2017 14:30

Casi 46 millones de personas se encuentran sometidas a la 'esclavitud moderna'

Esclavitud moderna, esclavos, Brasil, América Latina.
AGENCIA BRASIL

   MADRID, 2 Dic. (Notimérica) -

   Se conoce como esclavitud a una situación en la que una persona pertenece a otra, de manera que puede disponer de ella como de cualquier otra propiedad. Era una institución jurídica habitual hasta el siglo XVIII, cuando comenzaron los movimientos antiesclavitas. El 2 de diciembre, como recuerda a los millones de personas sometidos a esta institución, se conmemora el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud.

   La esclavitud está prohibida a nivel internacional desde la proclamación de la Declaración de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 1948. Aunque se puede dudar de la validez de este precepto, a nivel legal interno de cada estado todos los países del mundo prohíben la esclavitud. El último en hacerlo fue Mauritania, en 1980.

   Pero en pleno siglo XXI, incluso en los países más desarrollados, aún existe la esclavitud. No de forma visible, hace siglos que no se observan barcos en las costas de África plagados de personas encadenadas, sino encubierta. La esclavitud existe en al tráfico de personas, la prostitución, la explotación laboral o el trabajo infantil.

   Las cifras son espeluznantes. Según el 'Índice Global de esclavitud' de 2016, realizado por la fundación Walk Free, en la actualidad hay 45,8 millones de personas esclavizadas alrededor del mundo.

LA ESCLAVITUD EN IBEROAMÉRICA

   Iberoamérica no está exenta de esta 'esclavitud moderna', todo lo contrario. En esta región las prácticas habituales de esclavitud están basadas en la explotación sexual y el desempeño de trabajos forzados. Además, hay sectores como la minería, la industria textil, la agricultura o la construcción donde es habitual el trabajo infantil.

   Países de la región como República Dominicana y Guatemala se encuentran en un nivel muy alto del ranking de países con mayores índices de esclavitud, en el puesto 8 y 12, respectivamente, teniendo en cuenta el numero de personas sometidas a esclavitud en proporción al total de la población del país.

   Según este índice, el 0.99 por ciento de dominicanos son esclavos, lo que equivale a unas 104.800 personas. Guatemala, por su parte, cuenta con un 0,84 por ciento, lo que se transcribe en 138.100 personas explotadas.

   Si nos fijamos en datos brutos, otros países iberoamericanos destacan por su gran masa de población. Es el caso de México, donde 376.800 personas sufren estas condiciones. México es el país con más esclavos de todo el continente americano. La situación es igualmente crítica en otros países: Perú tiene la friolera de 200.500 esclavos en sus fronteras y Venezuela 198.800.

   Este informe explica que el factor más relevante para luchar con la esclavitud es la pobreza. Situaciones económicamente desesperadas hacen vulnerables a estas personas que, como única salida, se ven obligadas a trabajar en condiciones laborales de completa explotación o a prostituirse.

   A la hora de hablar de esclavitud sexual el riesgo está circunscrito a mujeres y niños, víctimas constantes de esta explotación. Por contrapartida, en los casos de trabajos forzados, los más afectados son los hombres.

   El presidente de la fundación Walk Free, Andrew Forrest, ha asegurado que la eliminación de la esclavitud pasa por las grandes potencias, asegurando la seguridad de sus ciudadanos frente a estas explotaciones.

   Para esto, ha hecho un llamado a "las mayores potencias económicas del mundo a sancionar leyes que sean por lo menos igual de estrictas que la Ley contra la esclavitud moderna de 2015 del Reino Unido, con presupuesto y capacidad para su aplicación, a fin de asegurar que todas las organizaciones sean consideradas responsables por la esclavitud moderna en sus cadenas de distribución, y empoderar la supervisión independiente".

   La lucha contra la esclavitud, por ser un fenómeno internacional, compromete a todos de igual manera, siendo necesaria la intolerancia absoluta frente a estas situaciones, así como exigir a los gobiernos nacionales que promuevan una legislación efectiva para combatir esta lacra.