CIUDAD DE MÉXICO, 6 Jun. (Notimérica) -
Cada día son miles los centroamericanos que emigran de sus países de origen huyendo del crimen entre pandillas, la pobreza y la inseguridad. Con esta migración forzada personas de Honduras, El Salvador, Guatemala y otros países de latinoamérica tienen la esperanza de encontrar una mejor calidad de vida en Estados Unidos.
Pero desde que Donald Trump ganó las pasadas elecciones presidenciales el sueño americano de este grupo de centroamericanos se ha visto tronchado. Ante el gran temor que implican las nuevas leyes para cerrar la entrada a refugiados y expulsar inmigrantes indocumentados del país, han reconsiderado a México como un destino final.
Los inmigrantes prefieren quedarse a vivir en el país azteca y no continuar su destino hacia Estados Unidos por la ansiedad que genera la figura del primer ejecutivo estadounidense. A esto le suman la incertidumbre por el aumento de efectivos de las patrullas fronterizas, las políticas implementadas, las deportaciones masivas y las propuestas como la construcción del muro fronterizo entre México y Estados Unidos.
De acuerdo con las cifras oficiales de la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado, más de 5.240 inmigrantes iniciaron el trámite para solicitar asilo en México desde noviembre de 2016 hasta marzo de este año, lo que supone más del doble que el mismo periodo del año pasado. La mayoría de las peticiones son de solicitantes de El Salvador y Guatemala.
Durante la cumbre sobre refugiados de la ONU celebrada en septiembre pasado, el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, se comprometió en agilizar el procedimiento para dar elegibilidad a los que solicitan asilo. Según el subsecretario mexicano de Migración, Humberto Roque Villanueva, "la radicalización de algunas medidas con el nuevo gobierno norteamericano hace pensar que se van a incrementar el número de solicitudes."
En la actualidad más de 400.000 personas cruzan la frontera al sur de México cada año. En el año 2016 casi 9.000 personas solicitaron refugio y este año la cifra podría aumentar a más del doble. La tasa de solicitudes aceptadas pasó de un 46 por ciento en 2015 a 63 por ciento en 2016.