Actualizado 01/12/2016 12:41

Chapecó y Medellín se unen por el Chapecoense

MEDELLÍN, 1 Dic. (Reuters/EP) -

Miles de seguidores del Chapecoense y del Atlético Nacional rindieron este miércoles por la noche en Chapecó y Medellín un homenaje a los fallecidos en el accidente aéreo del pasado lunes cuando el equipo brasileño viajaba para disputar la ida de la final de la Copa Sudamericana.

71 personas, incluyendo jugadores, el técnico, directivos y periodistas, murieron cuando el avión que trasladaba al Chapecoense a Colombia se estrelló el lunes por la noche en una zona montañosa, en la peor tragedia aérea del país sudamericano en más de dos décadas y la más grave para el fútbol brasileño. Sólo seis personas, incluyendo tres jugadores, sobrevivieron.

El accidente pulverizó los sueños de un modesto equipo que ascendió meteóricamente desde la cuarta división a la élite en el 2014 y logró llegar a una final continental, pero que no pudo jugar el que habría sido el partido más importante de su historia.

Por ello, el día en que debía de celebrarse el choque en Medellín, los aficionados de ambos equipos poblaron las gradas tanto del Anastasio Giradot como del Arena Condá para rendir un bonito homenaje a los fallecidos. Dos escenarios separados por mucha distancia, pero unidos en el mismo dolor.

En Colombia, más de 40.000 asistentes llegaron a la misma hora del inicio del partido y llenaron las gradas del estadio Atanasio Girardot y sus alrededores. Todos ellos fueron ataviados con camisetas, flores, globos y luces blancas para mostrar su respeto por el rival. Incluso el estadio tuvo que cerrar sus puertas e impedir la entradas a más aficionados que decidieron quedarse por los alrededores.

En recuerdo de los fallecidos, se liberaron 71 palomas, mientras que el técnico, los jugadores y los dirigentes del Atlético Nacional salieron al terreno de juego con flores en sus manos para despedir simbólicamente al Chapecoense.

"La rivalidad pasó a un segundo plano, estamos con el pueblo de Chapecó, para que sientan todo el apoyo desde Medellín y toda Colombia, porque hoy no conocemos colores, somos Chapecó", indicó un joven aficionado. "Estuvimos esperando un excelente partido, no son tan grandes como Nacional pero venían para darlo todo. Esta noche somos hinchas del Chapecoense", comentó Lidia Álzate, una ama de casa de 41 años.

Además, helicópteros de la Fuerza Aérea Colombiana que participaron en las labores de rescate de las víctimas sobrevolaron el estadio durante la ceremonia y miembros de la banda de guerra del ejército colombiano llevaron banderas de Brasil, Paraguay y Venezuela, los países de origen de las víctimas.

"Oooooeeee, oooeeee, vamos Chape", cantaron los aficionados que extendieron en las tribunas pancartas que decían 'El fútbol no tiene fronteras' y 'Todos somos chapecoenses'.

"En este momento de gran tristeza las expresiones de solidaridad que aquí encontramos nos ofrecen un grado de consuelo inmenso, una luz en la oscuridad cuando intentamos comprender lo incompresible", señaló el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, José Serra. Además, aseguró que los dos equipos comparten en sus uniformes el blanco y el verde, colores símbolos de paz y de esperanza.

CHAPECÓ LLORA A SUS HÉROES

De forma simultanea, en Chapecó, el Arena Condá, estadio del Chapecoense, se llenó de aficionados que querían homenajear a su equipo y rendirles un homenaje con tambores, banderas y cánticos.

En las primeras filas del estadio situaron a los familiares de las víctimas, mientras que los niños de las categorías base saltaron al campo con sus equipaciones y dieron una vuelta al estadio en una noche que se tiñó de verde y posteriormente se iluminó de blanco cuando todos los asistentes alzaron sus móviles al cielo.

A las 21.45, hora local, los aficionados ovacionaron estruendosamente cuando el videomarcador mostró la alineación de sus héroes, junto a los nombres de los directivos y los periodistas también fallecidos. El silencio que inundó por momentos el Arena Condó solo se vio interrumpido por los cánticos de los aficionados que explotaron gritando "¡Campeones, campeones!".

"El equipo era nuestra ciudad, nuestra alegría del fin de semana, era algo inexplicable para nosotros. Creo que, de alguna manera, el partido de la semana pasada fue una despedida", afirmó Ghetly Ranzan, un funcionario de 37 años que todavía recuerda el primer encuentro del Chapecoense al que asistió, en 1985.