SANTIAGO, 15 Jul. (EUROPA PRESS) -
Las marchas de estudiantes y profesores que se realizaron el lunes en Chile a favor de una reforma educativa dejaron al menos 176 detenidos a quienes se les acusa de promover los disturbios que dejaron decenas de heridos, según datos de Carabineros --policía militarizada-- divulgados este viernes.
Miles de personas convocadas por la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) y el Colegio de Profesores tomaron las calles de Santiago para rechazar la propuesta de reforma presentada hace unos días por el Gobierno de Sebastián Piñera, siento ésta la tercera gran marcha que tiene lugar en menos de un mes.
Los disturbios comenzaron cuando carabineros intentaron dispersar una concentración cerca del palacio presidencial de La Moneda lanzando gases lacrimógenos y chorros de agua. Los jóvenes respondieron con cócteles molotov, palos y piedras, lo que originó una batalla campal.
Tras estos incidentes, el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, defendió la actuación de los carabineros alegando que la marcha no estaba autorizada para que recorriera esa avenida. "Ellos están jugando con fuego", advirtió.
La Intendencia Metropolitana había autorizado a los estudiantes marchar desde la Universidad de Santiago hasta la Plaza de Los Héroes, pero cientos de manifestantes retaron a las autoridades y se congregaron en la Plaza Italia, en su afán por mantener la tradición de iniciar la marcha en ese emblemático lugar.
En Santiago fueron detenidas 88 personas, pero en otras ciudades también se registraron disturbios. En Valparaíso fueron aprehendidas 16 personas, en San Felipe a 10, en Concepción a 45, en Temuco y Valdivia dos y en Puerto Montt un total de 23, según datos de Carabineros citados por el diario local 'La Tercera'.
En lo que se refiere a los heridos, Carabineros ha informado de que 34 de sus oficiales presentaron lesiones a consecuencia de los cócteles molotov y los objetos contundentes que lanzaron los estudiantes. Uno de los efectivos se encuentra en estado grave.
A comienzos de julio, Piñera anunció la creación de un fondo de 4.000 millones de dólares (2.797 millones de euros) para mejorar el sistema educativo, en un intento por calmar los ánimos entre los estudiantes que habían protagonizado hasta entonces dos grandes marchas (14 y 30 de junio) a favor de una reforma.
Para poner fin a este problema de envergadura nacional, Piñera propuso "un Gran Acuerdo Nacional por la Educación" (el Acuerdo GANE), cuyos principales objetivos son mejorar la calidad, acceso y financiación de la educación superior.
Pero la propuesta no convenció a los estudiantes que exigen al Estado aumentar los recursos para la educación, abaratar los precios del transporte público para este sector, mejorar las condiciones de los créditos que deben pagar los universitarios para financiar sus carreras, reducir las desigualdades en las escuelas públicas y no promover la privatización del sector.