CARACAS, 23 Ene. (Notimérica) -
El pueblo venezolano conmemora cada 23 de enero la caída de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, de la que este año se cumplen 60 años.
Pérez Jiménez gobernó autoritariamente el país durante cinco años. Su ascenso al poder se produjo el 2 de diciembre de 1952, sustituyendo a Germán Suárez Flamerich. Pérez Jiménez fue ratificado en el poder por la Asamblea Nacional Constituyente que ejercía en el país por aquel entonces.
Desde sus primeros años en el Gobierno la represión social y las violaciones de los Derechos Humanos por parte del ejército estuvieron muy presentes y sus grandes obras públicas no pudieron ocultar su totalitarismo y su tiranía.
Los partidos políticos de izquierda que se oponían a su gestión, como el Partido Comunista de Venezuela, fueron ilegalizados. Los líderes de la oposición se vieron obligados a ejercer desde la clandestinidad debido a la persecución a la que estaban sometidos. Muchos de ellos incluso fueron asesinados al ser descubiertos por la Seguridad Nacional.
La crisis para el régimen que había instaurado Pérez Jiménez comenzó cuando, en diciembre de 1957, convocó un plebiscito para que los ciudadanos decidiesen si querían que continuase en el poder, saltándose así el derecho de los venezolanos a decidir quién querían que les gobernase.
Esto provocó malestar en los partidos que todavía eran legales porque tal plebiscito era ilegal, lo único que era válido eran las elecciones. Junto con los partidos políticos, movimientos opositores clandestinos, comunistas y líderes sociales organizaron un proceso para oponerse a ese plebiscito y abstenerse.
La participación en el citado plebiscito fue baja y desde un primer momento se consideró como fraudulento. Los resultados fueron revelados por el Consejo Supremo Electoral 24 horas después de haberse realizado la consulta y entre gritos de fraude por parte de la oposición.
PROTESTAS
Cuando el Consejo anunció la victoria de Pérez Jiménez en las urnas las protestas se extendieron por todo el país debido al malestar y la represión fue muy agresiva por parte del Gobierno.
La situación se complicó todavía más para Pérez Jiménez y su régimen el 1 de enero del 58. Aquel día, el Coronel Hugo Trejo y algunos oficiales disidentes se alzaron contra él. Por su parte, los partidos políticos opositores aprovecharon ese alzamiento para movilizar a la población en marchas con mensajes contra el Gobierno por las mayores avenidas del país.
Sin embargo, el alzamiento fracasó a las pocas horas, los implicados fueron arrestados, la represión fue una vez más muy dura y las cárceles se llenaron de presos políticos.
Este fue el principio del fin para el régimen de Pérez Jiménez. El descontento no dejaba de crecer dentro de la sociedad venezolana y las protestas continuaron durante todo el mes. Ante esta situación el 21 de enero del 58 la Junta Patriótica, formada por los opositores más importantes de cada organización política, convocó una huelga general, a la que también se adhirió la prensa, y que terminó con duros enfrentamientos entre el pueblo y la policía.
El escenario era ya insostenible. El régimen ya no podía seguir manteniéndose en el poder y al día siguiente los altos cargos del Ejército venezolano se reunieron con el Jefe de Estado y le pidieron su dimisión.
Sin apoyo militar y con un fuerte rechazo por parte de la sociedad civil, el 23 de enero del 58 Pérez Jiménez se vio obligado a huir en dirección a la República Dominicana. Su lugar como Jefe de Estado en Venezuela lo ocupó Wolfgang Larrazábal.
Al conocer la noticia de la huida del dictador, la población venezolana tomó las calles del país para festejar y exigió elecciones democráticas para elegir a su nuevo Gobierno y la liberación de los presos políticos. Un año más tarde, Rómulo Betancourt devolvió al país a la senda de la democracia al consiguir ganar la Presidencia en unas elecciones.
Desde aquel día que supuso la huida de Pérez Jiménez, todos los 23 de enero en Venezuela se viven de una forma especial y sus ciudadanos conmemoran la recuperación de la democracia.