Actualizado 21/10/2018 01:29

La crisis de las pensiones hace que sea impensable para los iberoamericanos jubilarse dignamente a los 65 años

Crisis de las pensiones en Iberoamérica
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   La población mayor de 65 años se triplicará en Iberoamérica en los próximos 30 años

   MADRID, 21 Oct. (Notimérica) -

   El colapso del sistema de pensiones en los países de Iberoamérica es uno de los grandes desafíos que la mayoría de gobiernos de la región debe hacer frente. El problema no solo reside en que los jubilados perciben escasas retribuciones, sino que ni siquiera estos ingresos están garantizados a largo plazo.

   De acuerdo con los datos ofrecidos por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en la región tan solo 45 de cada 100 trabajadores contribuyen o están afiliados a un plan de pensiones. Teniendo en cuenta que Iberoamérica está experimentando un gran envejecimiento demográfico, la cobertura de los sistemas de las pensiones será cada vez menor.

   FACTOR DETERMINANTE

   Esta crisis es el reflejo de muchos de los problemas socioeconómicos que afectan a la región. Las grandes tasas de economía informal hacen que las personas trabajen bajo condiciones inhumanas que, entre otras irregularidades, no permiten la cotización legal de la población activa a la seguridad social.

   En este sentido, en la región se observa a su vez una discriminación relacionada con la desigualdad de género. Mientras que un 83 por ciento del total de hombres que trabajan de forma legal participa en la fuerza laboral, tan solo un 56 por ciento de la mujeres lo hace. Esto es debido a que hay un mayor número de mujeres que de hombres viviendo bajo el yugo de la economía informal.

   Esta diferencia depende de las condiciones que se presentan en cada país. A modo de ejemplo, en Bolivia, Chile y Uruguay la brecha se sitúa en el 20 por ciento y en Guatemala, Honduras y México en el 40 por ciento, según indica el BID.

   De acuerdo con la mencionada institución, para el año 2050 la población mayor de 65 años se triplicará por lo que si no se encuentra soluciones que mejoren la situación actual de los sistemas de pensiones en la región a corto plazo, el colapso podría ser irreversible.

   POSIBLES SOLUCIONES

   Entidades como el Banco de Desarrollo Iberoamericano (BID), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (CEPAL) o el Banco Mundial, aseguran que es imprescindible fomentar la participación del mercado de trabajo formal en toda la región.

   Además, uno de los factores clave es que esta participación debe aumentar bajo unas condiciones que aseguren la igualdad de género, ya que urge el incremento del número de mujeres que forman parte de la población activa legal de Iberoamérica.

   Por otro lado, la afiliación de los trabajadores a sistemas contributivos que les permitan impulsar el ahorro de las pensiones y la adecuación de estas es también muy necesario.

   

INESTABILIDAD SOCIAL

   En países como México, las protestas ciudadanas que demandan una regulación justa de las pensiones que los jubilados perciben son cada vez más frecuentes. La tasa de reemplazo en el país norteamericano, es decir, el porcentaje al que se reduce la pensión de una persona en relación con su sueldo de trabajador, se sitúa en torno al 30 por ciento. Por tanto, los jubilados reciben tan solo una tercera parte de su sueldo una vez que se retiran.

   Esta cifra es definitivamente preocupante teniendo en cuenta que el promedio en el que se sitúa la tasa de reemplazo del resto de naciones que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económios (OCDE) es del 62 por ciento.

   En Chile, por ejemplo, esta tasa se sitúa en el 40 por ciento, muy lejos del 70 por ciento prometido por las autoridades chilenas. Actualmente, las pensiones de los chilenos no suelen superan los 320 dólares mensuales, una cifra mayor a la de México donde no llegan a los 200, pero que sigue siendo insuficiente.

   En otros países de la región la situación no es mucho más esperanzadora. En Perú las pensiones mensuales no llegan a los 150 dolares, en Colombia no superan los 300 dólares y en Argentina no llegan a los 500 dólares.