Actualizado 27/03/2012 04:24

El Papa encomienda a las familias cubanas la "altísima misión" de ser "la célula fundamental de la sociedad"

Benedicto XVI señala que "Cuba tiene necesidad del testimonio de su capacidad de acoger la vida humana, especialmente la más indefensa y necesitada"


SANTIAGO DE CUBA, 27 Mar. (del enviado especial de Europa Press, Darío Chimeno) -

El Santo Padre hizo esta tarde en la multitudinaria misa en la Plaza de Antonio Maceo de Santiago de Cuba un llamamiento a las familias de Cuba para que sean "la célula fundamental de la sociedad" y animó en sus palabras a que las familias cristianas den testimonio "de su capacidad de acoger la vida humana, especialmente la más indefensa y necesitadas".

Convertida en el templo católico más grande de la República Popular de Cuba, la plaza Antonio Maceo acogió a cientos de miles de fieles esta tarde en la ciudad de Santiago de Cuba, en una celebración eucarística que presidió Benedicto XVI.

Los asistentes llegaron a partir de las 14.00 horas (20.00 horas en España) y ocuparon la plaza, repartida en sectores, con un servicio de orden llevado por las parroquias de la diócesis. Muchos de ellos, además de acompañar al papa móvil por las calles de la ciudad santiaguesa, vienen de todas las partes de la isla. También vinieron más de cinco autobuses de fieles católicos de Miami.

Emilia, una mujer de 57 años a la que su parroquia ha encargado un bloque del servicio de orden, "está muy alegre de la visita, para la que nos hemos preparado durante tres meses, desde que fue anunciada. Casi todos los servicios de esta celebración, nos hemos ocupado los feligreses de varias diócesis".

Odette, estudiante de tercer curso de Filología, manifestó "que tenemos mucha esperanza en este viaje, esperanza no por nuestras vidas, sino para este país, para que salgamos adelante". Antonio, padre de tres hijos, está desde hace más de tres horas esperando en las primeras filas de libre acceso, "me siento muy lleno, es un momento muy dulce en mi vida porque viene el Vicario de Cristo a Santiago, para traernos esperanza, alegría, paz, que es lo que de verdad necesitamos".

La celebración fue presidida por el Papa y por la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, la misma figura que hace 400 años fue descubierta por unos marineros en la Bahía de Nipe. A esta imagen el Papa ha querido regalar una Rosa de Oro para adornar la Virgen.

El Santo Padre llegó a las 17.30 horas (23.30 horas en España) y, tras revestirse, subió la larga escalera hacia el altar. El Papa en su homilía comenzó saludando a las autoridades entre las que se encontraba el presidente del país, Raúl Castro, y varios ministros de su Gabinete, que han asistido a la celebración completa.

Tras explicar el significado de la fiesta que la Iglesia celebra hoy, la Encarnación del Hijo de Dios, en el que dijo que "el Verbo hecho carne, es el Dios-con-nosotros, que ha venido a habitar entre nosotros y a compartir nuestra misma condición humana", Benedicto XVI quiso remarcar que "cuando Dios es arrojado fuera, el mundo se convierte en un lugar inhóspito para el hombre". El Santo Padre rogó a la Virgen de la Caridad que "sepamos como ella acoger en nuestro corazón la palabra de Dios y llevarla a la práctica con docilidad y constancia".

El Santo Padre reconoció con "cuánto esfuerzo, audacia y abnegación trabajan cada día para que, en las circunstancias concretas de su país, y en este tiempo de la historia, la Iglesia refleje cada vez más su verdadero rostro". Y junto con ello manifestó que "vale la pena dedicar toda la vida a Cristo". En esta línea Benedicto XVI dijo que "aceptemos con paciencia y fe cualquier contrariedad o aflicción, con la convicción de que, en su resurrección, él ha derrotado el poder del mal que todo lo oscurece, y ha hecho amanecer un mundo nuevo.

Pero la parte central de la homilía estuvo dedicada a los matrimonios y las familias a quienes dijo que "Dios ha encomendado a la familia fundada en el matrimonio la altísima misión de ser célula fundamental de la sociedad y verdadera Iglesia doméstica". Por ello, el Papa dijo que "Cuba tiene necesidad del testimonio de su fidelidad, de su unidad, de su capacidad de acoger la vida humana, especialmente la más indefensa y necesitadas".

Al final de sus palabras, el Papa hizo una llamada al pueblo cubano "para que den nuevo vigor a su fe, para que vivan de Cristo y para Cristo, y con las armas de la paz, el perdón y la comprensión, luchen para construir una sociedad abierta y renovada, una sociedad mejor, más digna del hombre, que refleje más la bondad de Dios".