MADRID 5 Ago. (EUROPA PRESS) -
A simple vista, parece solo la base de muchos platos mediterráneos. Una mezcla de tomate, cebolla, ajo y aceite de oliva virgen extra cocinada a fuego lento. Pero detrás del clásico sofrito se esconde algo más que sabor: una combinación de ingredientes que, según la nutricionista y farmacéutica Carlota Serra Jorba, puede tener un efecto sorprendente en el organismo.
"Lo que para muchos es solo una receta es, en realidad, una joya antiinflamatoria con evidencia científica", asegura esta divulgadora especializada en salud y alimentación. Según explica en su perfil de TikTok @conoceteysana_, el secreto está en cómo se cocinan juntos ciertos ingredientes básicos de la dieta mediterránea.
UNA RACIÓN DE SOFRITO PUEDE REDUCIR LA INFLAMACIÓN
La afirmación no es nueva, pero sí poco conocida fuera del ámbito científico. Un estudio publicado en 2014 en la revista Food & Function por un grupo de investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red - Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), en colaboración con la Universidad de Barcelona, mostró que una sola ración de sofrito puede reducir significativamente ciertos marcadores inflamatorios.
En concreto, se observó una disminución en los niveles de proteína C reactiva ultrasensible (PCR-us) y de TNF-alfa, dos biomarcadores relacionados con la inflamación sistémica y el riesgo cardiovascular. Los participantes del estudio, hombres sanos, experimentaron mejoras en estos parámetros tras consumir una dosis de sofrito elaborado con tomate, cebolla, ajo y aceite de oliva virgen extra.
MÁS LICOPENO Y MÁS POLIFENOLES, MEJOR BIODISPONIBILIDAD
La clave del efecto terapéutico está en cómo se cocinan los ingredientes. El tomate, al calentarse, libera licopeno, un antioxidante con efecto cardioprotector. El aceite de oliva virgen extra, por su parte, mejora la absorción de este compuesto y añade sus propios polifenoles, mientras que la cebolla y el ajo contribuyen con compuestos bioactivos que también participan en la modulación de la inflamación.
El estudio sugiere que no se trata solo de los ingredientes por separado, sino de su sinergia y del proceso de cocinado: lento, a baja temperatura, y con grasa saludable. Esta combinación mejora la biodisponibilidad de los nutrientes y potencia su efecto protector.
POSIBLE IMPACTO SOBRE EL COLESTEROL Y LA TENSIÓN ARTERIAL
Aunque el estudio se centró principalmente en la inflamación y el estrés oxidativo, Carlota Serra apunta también a su impacto en el colesterol LDL -el llamado "colesterol malo"- y la presión arterial. Estas afirmaciones, si bien no están detalladas en el estudio original, se apoyan en investigaciones derivadas del ensayo PREDIMED, que relacionan la dieta mediterránea (rica en preparaciones como el sofrito) con una mejora en estos indicadores de salud cardiovascular.
De hecho, el propio grupo de investigación ha señalado en publicaciones posteriores que la dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra y rica en vegetales cocinados, como el sofrito, se asocia con un menor riesgo cardiovascular.
Para Serra Jorba, esta evidencia es una oportunidad para reivindicar que el autocuidado también empieza en la cocina. "Esto no es solo una receta, sino una forma más de cuidar al cuerpo", señala. Con ingredientes sencillos y tradicionales, como el tomate, el ajo o el aceite de oliva, se puede construir una base dietética con efectos preventivos reales.