MADRID 20 May. (EUROPA PRESS) -
Tirar los posos del café a la basura es un gesto tan común como automático. Sin embargo, lo que muchos ignoran es que ese residuo oscuro y húmedo que queda tras preparar el café es en realidad un recurso valioso para las plantas. Aprovecharlo correctamente no solo ayuda a nutrir el jardín, sino que también contribuye a un estilo de vida más sostenible.
Según explican desde Seedy Farm, una comunidad experta en jardinería urbana, reutilizar los posos de café en el jardín es una forma accesible y eficaz de enriquecer el suelo, reducir residuos y fomentar el crecimiento saludable de las plantas.
¿QUÉ APORTAN LOS POSOS DE CAFÉ A LAS PLANTAS?
Usados con moderación, los posos de café pueden convertirse en un excelente complemento para mejorar la salud del suelo. Nutrientes esenciales: Aunque no son un fertilizante completo, aportan nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio y cobre. Estos nutrientes se liberan lentamente, actuando como un abono suave de liberación lenta.
Mejora del suelo: Al incorporar los posos al sustrato, se añade materia orgánica que mejora la aireación, retención de agua y estructura del suelo.
Aumento de lombrices: Según Seedy Farm, muchos jardineros han comprobado que los posos atraen lombrices, cuya actividad beneficia la oxigenación del suelo y aporta nutrientes a través del humus.
Reducción de residuos: Darles una segunda vida ayuda a desviar materia orgánica de los vertederos y reduce la emisión de gases contaminantes como el metano.
PRECAUCIONES IMPORTANTES: NO TODO VALE
A pesar de sus beneficios, el uso inadecuado de los posos de café puede generar problemas. Compactación del suelo: Debido a su textura fina, si se aplican en capas gruesas pueden formar una costra que impide la entrada de agua y aire.
Bloqueo de nitrógeno: Aplicar grandes cantidades directamente puede hacer que el proceso de descomposición consuma temporalmente nitrógeno del suelo.
Efectos sobre el pH: Aunque los posos usados no son tan ácidos como el café molido fresco, se recomienda moderación, sobre todo en suelos ya ácidos.
Toxicidad para mascotas: La cafeína presente en los posos puede ser peligrosa si perros o gatos los ingieren, por lo que es mejor integrarlos bien en la tierra o compostarlos.
CÓMO USARLOS CORRECTAMENTE EN JARDINERÍA
Existen varias formas seguras y eficaces de utilizar los posos de café en el jardín:
En el compost: Son un excelente material "verde" por su contenido en nitrógeno. Seedy Farm recomienda alternarlos con materiales "marrones" como hojas secas o cartón para una buena descomposición.
Mezclarlos directamente con la tierra: Puedes incorporar los posos a la tierra del jardín o de tus macetas, pero con moderación. Lo ideal es mezclarlos bien con compost o sustrato (una parte de posos por cada cuatro de tierra), para evitar que se compacten y dificulten el paso del agua y el aire.
Añadirlos al compost con lombrices: Si tienes un compostador con lombrices (también conocido como vermicompostador), puedes echarles posos de café como parte de su dieta. A las lombrices les gustan, pero no deben representar más del 20% de los restos que les des, ya que demasiados posos pueden hacer que el entorno se vuelva demasiado ácido.
Fertilizante líquido ('té de café'): Se pueden macerar los posos en agua durante 24-48 horas y aplicar el líquido como riego suave, diluido si se usa en plantas sensibles.
¿QUÉ PLANTAS LOS AGRADECEN MÁS?
Los posos de café usados pueden beneficiar especialmente a:
Plantas acidófilas, como arándanos, hortensias, camelias o azaleas.
Hortalizas de hoja verde (lechuga, espinaca, col rizada) y raíces (zanahorias, rábanos).
Flores como las rosas y tagetes, así como algunas hierbas como el perejil o la albahaca.
En cambio, conviene evitarlos en exceso con plantas que prefieren suelos alcalinos o secos, como lavanda, romero, orégano o tomillo.
Reutilizar los posos del café es un gesto sencillo que puede marcar la diferencia. "Con moderación y aplicados correctamente, son una enmienda útil y sostenible para el suelo", subrayan desde Seedy Farm. Ya sea como fertilizante, parte del compost o en el cuidado de plantas específicas, este pequeño residuo diario puede convertirse en un gran aliado verde.
¿La regla de oro? Observar cómo reaccionan tus plantas y adaptar la cantidad y el método de uso en consecuencia.