Publicado 22/05/2025 15:31

Desconecta.- ¿Prelavar los platos antes de meterlos al lavavajillas? El error que te hace gastar más

¿Prelavar Los Platos Antes De Meterlos Al Lavavajillas? El Error Que Te Hace Gastar Más
¿Prelavar Los Platos Antes De Meterlos Al Lavavajillas? El Error Que Te Hace Gastar Más - UNSPLASH

MADRID 22 May. (EUROPA PRESS) -

Muchos lo hacen casi por instinto: abrir el grifo, enjuagar los restos, frotar un poco y entonces, sí, meter el plato al lavavajillas. Parece lógico, higiénico e incluso solidario con la máquina. Pero según advierte la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), esta costumbre no solo es innecesaria, sino que puede hacerte gastar más agua, energía y dinero de lo que crees.

La OCU lo deja claro en su informe sobre el uso eficiente del lavavajillas: prelavar los platos a mano antes de introducirlos en el aparato no aporta ninguna ventaja y anula gran parte del ahorro que permite el uso del electrodoméstico. El lavavajillas moderno está diseñado para funcionar con platos sucios -con restos, sí, pero no con sobras completas- y eliminar eficazmente la grasa y la suciedad sin ayuda previa.

De hecho, esa manía de "ayudarle" puede suponer un derroche de agua caliente, especialmente si usas termo eléctrico, además de un gasto energético y de tiempo que se podría evitar.

LAVAR A MANO GASTA MÁS DEL TRIPLE DE AGUA

Según los cálculos de la OCU, lavar los platos a mano puede llegar a consumir cinco veces más agua que hacerlo con lavavajillas, sobre todo si se utiliza agua caliente. En cifras, el coste medio por lavado manual ronda los 45 céntimos, frente a los 14 céntimos que puede suponer un ciclo en lavavajillas (incluyendo electricidad, agua, detergente y amortización del aparato).

El prelavado rompe este equilibrio: si cada carga implica un aclarado previo, se pierden buena parte de los beneficios económicos y ambientales que ofrece el electrodoméstico.

QUÉ HACER EN LUGAR DE PRELAVAR

La clave está en retirar los restos grandes (servilleta, cuchillo o espátula, no agua) y colocar bien la vajilla para que los chorros lleguen a todas las superficies. Además, elegir un detergente adecuado, preferiblemente en pastillas "todo en uno", ayuda a evitar que los restos se resequen y se adhieran durante el lavado.

Y, por supuesto, utilizar el programa eco siempre que sea posible: esta configuración, aunque algo más lenta, optimiza el consumo de agua y energía al mantener una temperatura más baja durante más tiempo.

Más allá del ahorro, la OCU también recuerda que el lavavajillas alcanza temperaturas que el lavado a mano no puede igualar, lo que garantiza una mayor eliminación de bacterias. Además, evita el contacto directo con productos químicos agresivos y reduce el desgaste de la piel de manos y muñecas.

Y en lo práctico, también gana: tener la vajilla dentro del aparato evita el desorden visual del fregadero lleno, algo especialmente útil en cocinas pequeñas o familiares.

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