Publicado 05/08/2025 11:43

Desconecta.- "Al rato, más calor": por qué ducharte con agua fría en plena ola de calor no es buena idea, según un farmacéutico

Un farmacéutico explica por qué ducharte con agua muy fría cuando hace calor es contraproducente: "Al rato, todavía más
Un farmacéutico explica por qué ducharte con agua muy fría cuando hace calor es contraproducente: "Al rato, todavía más - INSTAGRAM ÁLVARO FERNÁNDEZ

MADRID 5 Ago. (EUROPA PRESS) -

Cuando el calor aprieta, muchas personas recurren a una ducha de agua helada como solución rápida para refrescarse. Sin embargo, esa sensación de alivio puede ser un espejismo. El farmacéutico y divulgador Álvaro Fernández ha advertido en redes que ducharse con agua muy fría no es la mejor idea, y que incluso puede acabar provocando el efecto contrario al que se busca.

"Al principio sí, enfrías tu cuerpo con el agua y tienes 10 minutos de gustito, pero después, sofocón. Estarás todavía peor", explica. Según cuenta, al exponer el cuerpo a una temperatura tan baja, este reacciona activando sus mecanismos de defensa, entre ellos, la producción de calor para compensar el enfriamiento.

POR QUÉ EL CUERPO REACCIONA GENERANDO MÁS CALOR

Aunque no lo percibamos a simple vista, cuando nos duchamos con agua muy fría los vasos sanguíneos de la piel se contraen. Este fenómeno, conocido como vasoconstricción, reduce la pérdida de calor a través de la superficie del cuerpo. Como resultado, el organismo retiene el calor en lugar de liberarlo.

Además, al engañar al cuerpo haciéndole creer que la temperatura exterior es muy baja, se bloquean dos mecanismos naturales de refrigeración: la sudoración y el flujo sanguíneo hacia la piel. Es decir, aunque al salir de la ducha sintamos un alivio inmediato, al poco tiempo el cuerpo se recalienta más fácilmente y la sensación de bochorno puede ser incluso mayor.

¿CUÁL ES LA MEJOR FORMA DE DUCHARSE CON CALOR EXTREMO?

La solución más eficaz, según los expertos consultados por la revista Saber Vivir, es optar por una ducha templada o tibia. Esta temperatura ayuda a regular mejor el calor corporal sin provocar un choque térmico que desactive los mecanismos naturales de refrigeración.

Otra recomendación práctica es reducir progresivamente la temperatura del agua hacia el final de la ducha, dejando unos segundos de transición entre cada cambio, para que el cuerpo se aclimate sin estrés. Y al terminar, evitar frotarse enérgicamente con la toalla, ya que la fricción también puede aumentar la temperatura corporal.

En definitiva, ducharse con agua muy fría puede ser tentador cuando hace calor, pero no siempre es la mejor opción. Aunque el frescor inicial resulta agradable, el efecto rebote puede jugar en contra. Una ducha templada, en cambio, ayuda al cuerpo a refrescarse de forma más sostenida y eficaz.

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