Actualizado 14/06/2006 15:57

España/Brasil.- El compositor brasileño Marlos Nobre recibe mañana en Madrid el Premio Tomás Luis de Victoria

Dice que su función es "crear la imagen profunda de Brasil" y que no es nacionalista porque "la música es para la humanidad"


MADRID, 14 Jun. (EUROPA PRESS) -

El compositor brasileño Marlos Nobre (Recife, Pernambuco, 1939), que mañana recibirá en Madrid el VI Premio Iberoamericano Tomás Luis de Victoria, confesó hoy no sentirse nacionalista. "Detesto el término, creo que el hombre crea la música para toda la humanidad y no para expresar una cultura local aunque es verdad que las raíces son su propio suelo", declaró.

Nobre, considerado pieza clave de la música clásica brasileña de la segunda mitad del siglo XX, afirmó que la concesión de premios como éste, dotado con 60.000 euros y calificado como el "Cervantes" de la música culta, permiten que la música contemporánea salga de su reducido ámbito.

El compositor brasileño explicó que su música es de "creación e imaginación, no industrial" y que su función como músico se centra en "crear la imagen profunda de Brasil, pero libre de toda moda". "Lo que verdaderamente me interesa es captar la esencia del Brasil de hoy y también del pasado. Mi obra es la proyección de esa inmensa gama de culturas que tiene mi país en donde no existe una cultura general específica".

OPERA NUEVA

Marlos Nobre señaló que no cree que la música pueda contribuir a resolver problemas políticos: "Yo he trabajado apoyando bandas de música, consiguiendo donaciones y convocando concursos. Esta es la única acción social que es posible hacer pero no a través de la propia música. Otra cosa es que se puedan expresar problemas concretos, como el de los indígenas en mi país, una cultura prácticamente destruida por la acción del hombre", explicó.

A este respecto, Marlos Nobre avanzó que está componiendo una ópera que estrenará en 2009 en la Ópera de Houston. 'Lampia' es el título de este nuevo trabajo para el que el músico se ha inspirado en un tema real que tuvo lugar a finales del siglo XIX y comienzos del XX y que se ha convertido en toda una leyenda en Brasil. Cuenta la historia de un bandolero social, un hombre de las clases más pobres que se ve abocado a vengar la muerte de su padre. Un personaje en la línea del popular Robin Hood o el Zorro que luchó en favor de los más desfavorecidos. "Era una idea muy operística y se trata de un tema de gran tradición en Iberoamérica", señaló.

MAESTROS

El compositor brasileño destacó entre sus maestros a Alberto Ginestera, con quien aprendió en Buenos Aires a tener una visión general de la cultura iberoamericana. Camargo Guarnieri y Olivier Messiaen fueron también otros de los nombres que dejaron una huella a lo largo de su carrera.

Aunque desde muy joven se le consideró heredero de Heitor Villalobos, referente de la música brasileña, Nobre aseguró que, a pesar de ser un elogio para él, su música es muy distinta si bien se siente continuador de su lucha por imponer la música brasileña en todo el mundo.

Respecto a las nuevas generaciones de músicos, Marlos Nobre dijo sentirse "espantado" por la gran cantidad de jóvenes que desean dedicarse a ella. "Actualmente es imposible que nadie pueda vivir exclusivamente de sus composiciones. Yo no lo logré hasta los 57 años y tengo diez más. Creo que necesitan mucha perseverancia y fuerza y es una pena ver cómo muchos talentos se pierden en el camino paralelo que les lleva a dedicarse a la música popular para sobrevivir. Realmente es una profesión muy difícil", dijo.

INTERÉS POR LA MÚSICA NUEVA

Según el compositor brasileño, en estos momentos la música contemporánea vive un momento de cierto apogeo. "Los grandes directores de orquesta de Brasil se interesan por la música nueva aunque hay que reconocer que este género sigue siendo reducto de una minoría", señaló.

La culpa de esta situación la tuvo, en su opinión, la vanguardia europea surgida en la década de los 60, cuyo lema era "componer lo más feo e insoportable posible", afirmó. "Quien no estaba en la vanguardia era una porquería y eso creó una reacción normal del público que se veía obligado a sufrir en los conciertos. Poco a poco esto parece ir cambiando y compositores, como yo mismo, damos a conocer parte de nuestra música gracias al cine o al teatro. Hoy los autores se dan cuenta de que tienen que luchar en el mercado. La música del futuro no existe, sólo la música para consumir, igual que ocurría en época de Bach, Mozart o Chopin", aseguró.