SEVILLA 16 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un estudio, liderado por la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) revela que la conservación de los loros en Costa Rica enfrenta un doble desafío, que son la transformación del hábitat y el comercio ilegal de fauna. Aunque el país es considerado un modelo de conservación a nivel global, con más del 26% de su territorio declarado como áreas protegidas, el equipo científico ha comprobado que la creación de áreas protegidas "no es suficiente por sí misma".
Según ha indicado en una nota la EBD-CSIC, los resultados del estudio, publicados en la revista 'Diversity & Distributions', revelan que la práctica de mantener loros de origen salvaje como mascotas, ilegal desde 1983 pero "profundamente arraigada en la cultura del país", representa "una amenaza muy importante" para las especies de loros nativas, incluyendo especies de guacamayos y amazonas en peligro de extinción.
El equipo científico, compuesto por personal investigador de la Estación Biológica de Doñana, el Museo Nacional de Ciencias Naturales, la Universidad Miguel Hernández y la Universidad Pablo de Olavide, realizó un muestreo en el país a gran escala. Para ello, recorrieron casi 2.000 kilómetros de carreteras para realizar censos de todas las especies de loros nativas. En total, abarcaron 949 parches de los diferentes hábitats presentes y registraron más de 1.236 observaciones en distintos puntos.
Este enfoque permitió registrar la presencia, abundancia y riqueza de especies en todo tipo de entornos, desde bosques primarios hasta áreas muy transformadas, como medios agrícolas y localidades urbanas. Los datos obtenidos sobre el terreno se complementaron con información satelital sobre cobertura forestal, uso agrícola del suelo y niveles de presión humana, así como con la distancia a áreas protegidas.
Además, mediante entrevistas a miembros de comunidades rurales, el equipo documentó la tenencia ilegal de loros como mascotas en numerosas localidades del país, registró toda la información posible acerca de los ejemplares mantenidos ilegalmente como mascotas.
"Este estudio confirma algo que nos resulta evidente para la mayoría de las especies: la diversidad y abundancia de loros disminuye significativamente en áreas agrícolas", explica el investigador de la Estación Biológica de Doñana Pedro Romero Vidal.
No obstante, en el caso de este grupo de aves, algunas especies muestran cierta tolerancia a entornos muy transformados como son las poblaciones humanas. "Hasta aquí no tendríamos por qué preocuparnos", continúa el investigador que apunta que, "sin embargo, lo más alarmante fue la magnitud del comercio ilegal en un país que es ejemplo de protección ambiental a escala continental, e incluso global: se encontraron loros nativos mantenidos ilegalmente como mascotas en el 86,6% de las localidades visitadas y en más del 80% de los hogares encuestados".
El análisis reveló, además, que las especies más amenazadas son también las "más codiciadas" para el comercio ilegal de mascotas, lo que "podría generar importantes problemáticas de conservación". La extracción selectiva de guacamayos y amazonas, que son muy escasas en el país y cuentan además con proyectos específicos de conservación, pone en riesgo no solo a la viabilidad de sus poblaciones silvestres, sino también la de los ecosistemas donde cumplen funciones ecológicas clave, como la dispersión de semillas.
"PROTEGER EL HÁBITAT NO ES SUFICIENTE"
"La conservación en el país no puede depender únicamente de la protección del hábitat. Si bien la red de áreas protegidas ha logrado revertir décadas de deforestación previas a las políticas de conservación de la biodiversidad actuales, la presión del comercio ilegal de fauna sigue siendo una amenaza importante", concluye José Luis Tella, investigador de la Estación Biológica de Doñana.
El estudio hace un llamado a fortalecer la aplicación de la ley, implementar medidas más estrictas contra el comercio ilegal de fauna y, especialmente, trabajar en un cambio cultural que reduzca la demanda de loros de origen salvaje como mascotas. "De lo contrario, incluso en países pioneros en políticas ambientales, como es el caso de Costa Rica, especies emblemáticas y los servicios ecológicos que prestan corren el riesgo de desaparecer", alerta el investigador.