Actualizado 20/03/2017 08:53

Los flujos migratorios en América Latina ¿hay solución o solo persecución?

Two migrants from Guatemala sleep on the train tracks in Arriaga August 8, 2014.
JORGE LOPEZ / REUTERS
  

   MADRID, 20 Mar. (Notimérica) -

   El número de personas indocumentadas detenidas en la frontera sur de los Estados Unidos ha caído un 40 por ciento, entre el mes de enero y el de febrero de este mismo año, según fuentes oficiales del Departamento de Seguridad Interior de la Administración del presidente Donald Trump.

   Los cuerpos de seguridad fronterizos de Estados Unidos detuvieron a lo largo del mes de febrero de 2017 un total de 18.762 personas procedentes de la frontera norte de México, frente a un total de 31.578 arrestados durante el mes anterior. Tal y como afirma el secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos, John Kelly, esta reducción es consecuencia de las órdenes ejecutivas sobre inmigración del presidente republicano.

   La ley del miedo impuesta a los migrantes en Estados Unidos se ha acrecentado en las últimas semanas por la amenaza del gobierno estadounidense de separar a los niños de sus progenitores en la frontera norte de México en su intento de pasar de manera indocumentada a territorio estadounidense. Así, la administración republicana trata de dar en el punto débil de la población migrante: la reunificación familiar de los hispanos indocumentados.

   El modelo de familia transfronterizo entre América Latina y Estados Unidos forma parte de un fenómeno regional cuya complejidad burocrática y social empuja a que las medidas tomadas para el reagrupamiento del núcleo familiar, especialmente si hay menores, sean casi extremas.

MENORES SIN ACOMPAÑANTE

   Precisamente, una de las principales problemáticas de los flujos migratorios hacia los Estados Unidos en América Latina es la notable presencia de menores en la frontera norte de México, los cuales son en ocasiones guiados por 'coyotes' --personas contratadas que se encargan de guiar y proteger a los niños hasta los Estados Unidos para reunirse con sus familiares-- o, simplemente, viajan sin acompañante.

NIÑOS MIGRANTES

   La gran mayoría de menores extranjeros no acompañados presentes en la frontera norte proceden de la región de Centroamérica y México, destacando la situación mexicana por ser país de origen, destino y tránsito de los migrantes menores de edad. Los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Migración del Gobierno de México muestran que en el primer trimestre de 2014 se devolvieron a casi 1.600 niñas y niños centroamericanos no acompañados, y se recibieron 3.724 niñas y niños mexicanos no acompañados repatriados por los Estados Unidos.

   En años anteriores, tal y como indica un estudio del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el número de detenciones fue mayor. El total de aprehensiones llevadas a cabo en los Estados Unidos de niños no acompañados llegados del Triángulo del Norte pasó de 4.059 en el año fiscal de 2011, a 10.443 en el 2012, para duplicarse tan solo un año después, en 2013, llegando a 21.537 niños. En el año 2015, sin embargo, se dio una reducción del 42 por ciento en comparación con los datos del año inmediatamente anterior, tal y como señala el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés).

POLÍTICAS DEL MIEDO

   El cambio de tendencia y la mencionada reducción podría achacarse al establecimiento del Plan Frontera Sur, una iniciativa llevada a cabo por México y los Estados Unidos que tiene como objetivo "proteger al migrante", aunque su puesta en marcha en 2014 coincidió con la crisis humanitaria en la frontera sur de México por la llegada masiva de niños y migrantes adultos procedentes, en su mayoría, del Triángulo del Norte centroamericano (Guatemala, Honduras y El Salvador).

MURO

   Así, las cifras de aprehensión y deportación de migrantes han crecido en los últimos años, pero el flujo de migrantes no ha cesado, únicamente se han modificado los métodos de llegada. En la actualidad, los migrantes ya no toman el famoso tren de La Bestia, que atraviesa México de sur a norte, sino que experimentan nuevas rutas terrestres y caminos, a pesar del riesgo de ser asaltados o extraviarse.

   De la misma manera, son múltiples las ocasiones en las que se ha denunciado la violación de los derechos de los migrantes en base a este plan, documentándose secuestros, extorsiones, robos y diversas agresiones durante los operativos gubernamentales para la detención de migrantes, tal y como se denuncia en el informe 'Un camino incierto', llevado a cabo por nueve ONG's, entre ellas Washington Office on Latin America (WOLA).

   La imposición del miedo y la persecución del migrante como método para la reducción de los flujos migratorios se antojaría como un parche basado, en muchas ocasiones, en la violación de los derechos humanos. La justificación de las políticas de seguridad basadas en este tipo de medidas han sido las que han llevado a que la directora de Amnistía Internacional en Argentina, Mariela Belski, denunciara "el gran retroceso de Derechos Humanos que América Latina ha mostrado en 2016".

ODIO HACIA EL MIGRANTE

   De la misma manera, una nota publicada por esta misma ONG el pasado mes de febrero declaraba que "los dos presidentes [Peña Nieto y Trump] tienen algo en común: ambos hacen caso omiso de las vidas de los numerosos hombres, mujeres, niños y niñas que huyen desesperados de algunos de los países más violentos del planeta".

   Por ello, la retórica del odio hacia el migrante ha levantado ampollas en la región. Ejemplo de ello han sido las quejas del presidente boliviano, Evo Morales, ante las medidas tomadas por el presidente de Argentina, Mauricio Macri. La modificación de la ley migratoria y de acogida que éste último ha llevado a cabo, y que facilita el proceso de deportación de extranjeros acusados de cometer un delito, pondría en peligro a parte de los 1,5 millones de bolivianos residentes en Argentina.

   Y es que no debe olvidarse que la migración interregional entre los países de América Latina y el Caribe es también notable, representando una cuarta parte de toda la emigración registrada en la región e involucrando a unos cuatro millones de personas y creciendo a un ritmo de un 17 por ciento anual. Así, se percibe que la migración latinoamericana no es tanto una decisión tomada en base al país receptor, sino más bien al país de origen, por lo que será inútil la imposición de medidas persecutorias que no harán más que magnificar el peligro y la violencia en la región.