Actualizado 26/01/2007 18:31

Francia/Colombia.- Angela Becerra detiene el reloj en París con 'Lo que le falta al tiempo'

"Es una novela sobre todo de contradicciones, de llevar al límite a cada personaje para ver cómo reacciona", dice la autora


PARIS, 26 Ene. (De la corresponsal de Europa Press, Aída Palau) -

La última novela de la escritora colombiana Angela Becerra vuelve a recrear la realidad de los sentimientos en 'Lo que le falta al tiempo', editado por Planeta, un libro que cuenta la historia de Mazarine, una estudiante de arte en París cuya vida se cruza con la del maestro Cádiz. Un encuentro que pondrá de manifiesto la dualidad en los sentimientos de la que no se puede escapar y que quedan atrapados en el tiempo.

Contenta y melancólica a la vez, Angela Becerra ha querido presentar la novela en París, el escenario que meses atrás recorrió para sentir lo mismo que los personajes que ella creó para 'Lo que le falta al tiempo'. "Estoy contenta con la publicación del libro, aunque es como un parto, hay una pena porque durante un año y medio los personajes me han acompañado, han ido creciendo y de repente los tienes que matar entre comillas y te queda una sensación de vacío", explica Becerra a Europa Press desde el Hotel del Louvre, en pleno corazón de la capital francesa.

La escritora colombiana ha profundizado en los sentimientos a través de la historia de Mazarine, una chica de 23 años, huérfana y estudiante de pintura que vivirá una historia de amor con Cádiz, de 60 años, un erudito de la pintura que convulsionará la vida de la joven. Becerra insiste en que no se trata de amor, sino de sentimientos: "Es una novela sobre todo de contradicciones, de llevar al límite a cada personaje para ver cómo reacciona, a veces obviamos la dualidad porqué nos está molestando la razón cuando el sentimiento es demasiado fuerte o a veces este se desboca, entonces la razón no ha lugar", aclara.

A lo largo de toda la historia cada personaje está viviendo esa dualidad. Angela Becerra se pregunta hasta qué punto Cádiz representa al padre de Mazarine, huérfana y hecha a sí misma, y hasta donde llegará el maestro que a pesar de su experiencia, se debate con esta dualidad que le molesta y le impide actuar como el deseo le empuja. "Se trata de ver hacia donde se decanta la balanza todo el tiempo", explica.

SÓLO PODÍA SER PARÍS

Becerra afirma que esta historia sólo podía haber transcurrido en París. La escritora se volcó en el estudio del Montparnasse de los artistas, el París de las vanguardias de la primera mitad del siglo XX. "El arte es una asignatura pendiente que tengo, soy una apasionada, cuando fui creando los personajes estos me estaban pidiendo que fuera en esa ciudad para hablar de arte y sentimientos", explica.

Según la escritora, París sigue siendo un lugar que cada día sorprende: "Es un escenario infinito, si estás atento, la ciudad te regala constantemente personajes, olores, estados de animo, es una ciudad que cambia de animo y eso es muy palpable", dice Becerra.

Sin embargo también hay otra razón por la que haya elegido la capital francesa y es que la historia transcurre entre la edad posmoderna y el medievo con la presencia en casa de la protagonista, Mazarine, del cadáver de una niña de 14 años que fue asesinada y violada a manos de la Inquisición. La familia de la joven, pertenecientes a la orden de Arts Amantis, la guardan en un armario que utilizan como santuario.

Mazarine camina por las calles de la ciudad descalza, tal y como lo hacían los miembros de la orden. Una experiencia que quiso experimentar la misma autora: "A mí me gusta vivir la novela, forma parte de la aventura de la escritura, al menos para mí es un mecanismo que he encontrado para que me pasen cosas, cuando andas descalza en verano no pasa nada, la gente de tanto ver, acaba por no ver, pero sin embargo en invierno, el pie desnudo dice algo y la gente se queda pensando", asegura Becerra.

Durante el año y medio que la autora estuvo escribiendo la novela, viajó cuatro veces a París por un periodo de veinte días para caminar por el escenario. "Para mí era muy importante que los personajes comenzaran a vivir por estas calles", explica la autora.

'Lo que le falta al tiempo' es detenerse, algo imposible para cualquier humano tal y como explica la escritora: "Siempre estamos buscando dominar el tiempo, pero se nos escapa, se siente impotencia cuando no se puede manejar este tic tac que te va marcando".

CERRAR UN CICLO

Angela Becerra nacida en Cali, Colombia en 1957, entró relativamente tarde en el mundo de la literatura. Después de 20 años como publicista en Colombia y España decidió dedicarse de lleno a la escritura y publica en 2001 su primer libro Alma Abierta. En 2003 publicó su primera novela, 'De los Amores Negados', y dos años más tarde 'El Penúltimo sueño', premio Azorín. Cuatro libros, en cinco años con los que ha cosechado un gran éxito.

La escritora afirma que siempre ha escrito pero que nunca había pensado en publicar: "Tengo no sé cuantos diarios que podrían ser libros, pero tenía que cerrar un ciclo. Llegó un momento en que sólo quería llegar a casa para escribir, así que abandoné la publicidad", explica Angela Becerra.

Sin embargo la escritora colombiana reconoce que la celeridad con la que se tiene que trabajar en la publicidad le ayudan a encontrar la inspiración. "No puedes decir que no haces una campaña porque no estás inspirada. No espero a que me llegue la inspiración sino que me fuerzo para encontrarla, me siento cada día y digo hoy salen dos páginas del libro", confiesa Becerra.

Además compara la primera página de un libro con los anuncios de la televisión: "En publicidad no puedes permitirte que la gente haga 'zapping', en la primera página del libro no puedes permitir que el lector abandone, tienes que agarrarlo por la solapa y decir, te vas a quedar conmigo", dice Angela Becerra a quién, ateniéndonos al éxito entre el público, parece que la fórmula funciona.