Actualizado 13/10/2011 13:22

Unos 300.000 niños haitianos trabajan en el servicio doméstico a cambio de una "falsa" promesa de ir a la escuela

Escuela En Haití
EUROPA PRESS


CARREFOUR (HAITÍ), 13 Oct. (de la enviada especial de Europa Press Laura Ramírez) -

Un total de 300.000 niños haitianos de todas las edades trabajan en el servicio doméstico en el país, según ha indicado el fundador del Hogar Maurice Sixto, dedicado a la educación de estos niños, el padre Jean Baptiste Miguel, que ha explicado que los 'restavek', como se les conoce, son niños de entornos rurales que son enviados a familias de acogida en la ciudad para recibir una educación y una vida mejor a cambio de realizar las tareas del hogar.

Así, los 'restavek' se dedican a ir a comprar al mercado, recoger agua, limpiar la casa o cuidar de los más pequeños de la familia de acogida y, a pesar de las promesas de escolarización, al final no van al colegio ya que suelen trabajar en hogares pobres, de forma que se quedan "sin infancia y sin derechos", según ha explicado el padre Miguel. "Normalmente no van a la escuela. Llegan aquí con la promesa de las familias de que van a escolarizarlos, pero son promesas falsas", ha remarcado.

Además, ha indicado que, tras el terremoto de enero de 2010, la situación de estos niños se ha hecho más difícil ya que muchas familias de acogida se han quedado sin casa y han pasado a vivir en tiendas dentro de los campamentos en las que, a veces, no hay espacio suficiente para el 'restavek', que ni siquiera tiene un lugar donde dormir aunque, eso sí, debe seguir realizando las tareas del hogar.

El seísmo también dejó dañado el edificio del Hogar Maurice Sixto, ubicado en el municipio de Carrefour de Puerto Príncipe y dedicado a la enseñanza y formación profesional de estos niños desde hace 22 años. El centro acoge a 300 pequeños con los que desarrolla actividades de alfabetización, animación y artesanía --para enseñarles a "ganarse la vida con sus propias manos"-- de forma gratuita.

Ahora, Manos Unidas ha financiado la construcción de un campus para alumnos de primaria y con aulas para capacitación profesional --ferretería, soldadura, cocina, confección-- que comenzará a construirse dentro de un mes.

CONCIENCIACIÓN

Igualmente, este hogar tiene como objetivo concienciar a las familias de acogida, a las familias biológicas y a la Iglesia sobre las condiciones reales que les esperan a estos niños en la ciudad.

En este sentido, también organizan encuentros entre los chavales y sus familias de origen así como entre las familias biológicas y las de acogida, a las que, según ha indicado el padre Miguel, "no se las señala con el dedo" por tener niños trabajando en las tareas domésticas ya que al final son "víctimas del sistema".

En el caso de la sensibilización de la Iglesia, el padre Miguel ha explicado que por ahí es por donde debe empezarse ya que, según ha recordado, la Iglesia tiene "mucha más responsabilidad porque tiene el evangelio en la mano" y porque los niños de hoy serán "los sacerdotes, obispos o incluso el Papa de mañana".

En esta línea, ha indicado que lo que les motiva principalmente para hacer este trabajo es el hecho de que los 'restavek' no reciben "el cariño y la seguridad" que aporta una familia y porque "muchas veces estos niños son maltratados". En cualquier caso, el padre Miguel ha apuntado que este 'sistema' no solo se encuentra en Haití sino también en países de África y Asia.

No obstante, ha subrayado que el caso de Haití tiene "algunas particularidades" que radican en la historia del país y la mentalidad de sus habitantes, marcada, según el padre Miguel, por la esclavitud a la que estuvieron sometidos los haitianos durante tres siglos. Esta visión, según ha añadido, no se cambia de un día para otro y todos los problemas tienen "un origen que no es el terremoto sino anterior".

Los niños, según ha comentado el fundador de la institución, se enteran de la existencia del centro a través del "boca a boca" y de las predicaciones que hace él mismo en las misas, en las que aprovecha para concienciar a las personas sobre la realidad de estos niños que, según ha puntualizado, pueden pasar hasta cinco años sin ver a sus familias biológicas.

PAPEL DEL GOBIERNO

En cualquier caso, ha apuntado que para atajar la situación de estos niños de raíz, primero el Gobierno debería llegar a todas las zonas del país para que todos los niños, incluidos los que viven en el campo, puedan tener acceso a la educación y la sanidad. Concretamente, sobre el nuevo Gobierno, ha señalado que es como "un regalo con el papel de envoltorio puesto".

En el hogar, los niños más pequeños atienden a los profesores desde unos pupitres de madera y bajo un techo de contrachapado, mientras que los más mayores se preparan para su futuro profesional. Una de estas jóvenes, Kimberly Pierre, de 20 años, está practicando los plisados en la clase de corte y confección, un aprendizaje que le servirá dentro de poco para encontrar trabajo.

"Estoy muy contenta en esta escuela porque estoy aprendiendo muchas cosas", ha asegurado a Europa Press esta joven a la que la vida la ha obligado a tener que ir cada día a buscar agua y llevarla a la familia que la acoge, entre otras tareas domésticas, con el supuesto propósito de recibir a cambio una educación que para Kimberly, sin el Hogar Maurice Sixto, posiblemente no hubiera llegado nunca.