Actualizado 15/03/2016 16:04

Hispanoamérica y el colectivo LGTB: Un ejemplo para el mundo

Hispanoamérica y el colectivo LGTB: Un ejemplo para el mundo
REUTERS

   Por Marcos Paradina, periodista y autor de 'El fin de la homofobia. Derechos a ser libres para amar'.

   MADRID, 15 Mar. (Notimérica) -

   Una pareja se besa en un vagón de Metro. O del subte, como se le llama en Buenos Aires, escenario donde tiene lugar el ósculo. Una mujer les interrumpe: "Es una falta de respeto a todos los que estamos viajando acá".

   El problema no es el beso, sino quienes lo protagonizan: "Sería normal si fuese una mujer y un hombre, pero dos chicos no es lo mismo". El altercado lo hemos visto cientos de veces en Ucrania, en Rusia, en Israel. Pero esta vez, en Argentina, hay una diferencia.

   La espontánea termina su ataque con la frase "hablo por parte de todos los que estamos acá de que lo que están haciendo está mal", cuando otro joven le corta: "No, por mí no estás hablando".

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   Este pequeño gesto, que no se ve en ninguno de los vídeos virales que prueban cómo se vive la homofobia a lo largo del mundo, es una prueba del paso por delante que lleva Hispanoamérica y que viene de lejos. Cuando en 2007 se elaboraron los Principios de Yogyakarta, el documento que aplica los Derechos Humanos al colectivo Lesbianas, Gais, Bisexuales y Personas Transgénero (LGTB), fue una delegación formada por Argentina, Brasil y Uruguay, la primera llevar el texto a la sede de la ONU en Nueva York.

   No fue la única medida internacional que lideró la región. La histórica resolución de la Organización de Estados Americanos, aprobada en junio de 2008 y titulada 'Derechos Humanos, orientación sexual e identidad de género', supuso un enorme avance que fue alabado en las introducciones de las subsiguientes iniciativas transnacionales que vinieron.

   Bien es cierto que Hispanoamérica y España compartimos un cierto poso machista, una sociedad patriarcal y una fuerte influencia de la Iglesia Católica. Pero eso no nos ha impedido dar ejemplo al mundo, superando nuestra propia idiosincrasia y liderando el respeto a las diferentes orientaciones sexuales.

   Precisamente, quienes forjaron la Leyenda Negra sobre la que muchas veces se ha basado la historia que nos une a ambas orillas del Atlántico son quienes a día de hoy más tienen que hacérselo mirar. El continente americano --que junto al europeo representa la zona del mundo más tolerante con el colectivo LGTB-- alberga una oscura mancha que a día de hoy sigue tiñendo el mar Caribe.

   La región de las Antillas, donde impera el pasado colonial británico, sigue siendo un foco de homofobia. Guyana y Barbados establecen la cadena perpetua para los homosexuales, mientras que Antigua y Barbuda y Trinidad y Tobago mantienen penas superiores a los 14 años de prisión.

   En 'El Fin de la Homofobia' se recogen otros tantos ejemplos de la zona: Granada, San Cristóbal y Nieves y Jamaica persiguen a los varones gais, mientras que este último país también alberga la opción de añadir trabajos forzados. Dominica añade a la pena la posibilidad de obligar al reo a recibir "tratamiento psiquiátrico". Y también existen persecuciones en Lucía y San Vicente y Las Granadinas.

   Es nuestra obligación llevar a estos países, porque también son nuestros hermanos, la palabra de la tolerancia y el respeto... aunque no hablen nuestro idioma.