Actualizado 22/08/2012 14:58

América Latina es la región más urbanizada y, a la vez, la más desigual socialmente del mundo

El crecimiento urbano acelerado ha aumentado las oportunidades pero ha generado un "alto costo social, económico y ambiental"


MADRID, 22 Ago. (EUROPA PRESS) -

América Latina y el Caribe se ha convertido en la región más urbanizada del mundo pero, al mismo tiempo, presenta las mayores tasas de desigualdad social del planeta, según revela un informe del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat).

El informe 'Estado de las Ciudades de América Latina y el Caribe', hecho público ayer martes, indica que alrededor de 468 millones de personas --casi el 80 por ciento de la población-- residen en las ciudades de América Latina y el Caribe. De este porcentaje, la mitad lo hace en ciudades de menos de 500.000 habitantes.

"La transición urbana en la región se ha caracterizado por su velocidad", después de "décadas de crecimiento urbano acelerado y de demandas sociales insatisfechas", señala el documento. "Si bien ha supuesto mayores oportunidades de trabajo y mejores condiciones de vida para amplios sectores de población, ha tenido un alto costo social, económico y ambiental", que se manifiesta en la proliferación de barrios pobres y de cinturones de miseria en las ciudades, agrega.

A pesar de que más de dos tercios de la riqueza de la región proceden de las ciudades y de que las tasas de pobreza han disminuido en general en América Latina, "una de cada cuatro personas en áreas urbanas es pobre y los índices de desigualdad de la región se sitúan entre los más altos del mundo", indica el informe.

"Las ciudades de la región son ciudades divididas social y físicamente", una división que se manifiesta en "la desigualdad de ingreso y la segregación entre la ciudad 'formal' y la 'informal'", prosigue el estudio.

DÉFICIT DE VIVIENDAS HABITABLES Y VIOLENCIA URBANA

En estas circunstancias, "existe un déficit acumulado de viviendas con estándares mínimos para ser habitadas y más de 111 millones de personas todavía viven en tugurios (el 24 por ciento de la población urbana)", explica ONU-Hábitat.

"La región ha logrado mejoras en el acceso a agua y saneamiento, pero aún necesita avanzar para cumplir el compromiso de universalizar ambos servicios y garantizar su asequibilidad, frecuencia y calidad", advierte.

Asimismo, el documento lamenta "la escasa planificación y las debilidades de las políticas urbanas", que han tenido como consecuencia "la expansión de las ciudades siguiendo un modelo poco sostenible, con ausencia de espacios públicos accesibles para todos, que privilegia el automóvil en detrimento del transporte en común y mantiene o refuerza la segregación social y espacial".

En estas condiciones, señala el estudio, "las ciudades registran altos índices de violencia e inseguridad, que parecen desbordar la capacidad de respuesta de los Gobiernos".

"Los países de la región han dado un impulso decisivo al proceso de democratización y descentralizado numerosas competencias, pero muchos municipios son incapaces de autofinanciarse y carecen de los recursos humanos, institucionales y económicos para su buen gobierno", continúa el informe.

El informe, que reúne por primera vez estadísticas e informaciones completas sobre el proceso de urbanización y los diferentes aspectos que determinan la calidad de vida en las áreas urbanas, ha sido presentado en Río de Janeiro y en México. La presentación en la capital mexicana ha coincidido con la celebración en esta ciudad de la XXI Asamblea General de Ministros y Autoridades Máximas de la Vivienda y el Urbanismo de América Latina y el Caribe (MINURVI).

"Para avanzar hacia un modelo de ciudades más sostenibles, más compactas, que doten a nuestras zonas urbanas de una mayor movilidad y eficacia energética, es preciso reafirmar el interés colectivo en la planificación urbanística, trabajar en políticas de cohesión social y territorial, así como en políticas nacionales urbanas, y aplicar reformas al marco legal e institucional", declaró el director ejecutivo del ONU-Hábitat, Joan Clos.