Actualizado 30/07/2016 09:29

Iberoamérica, lejos de erradicar la esclavitud moderna

Trata de personas
PIXABAY

   BUENOS AIRES, 30 Jul. (Notimérica) -

   Ahora se llama 'trata de personas', pero toda la vida fue 'esclavitud'. Con su nombre antiguo o con el nuevo, el tráfico de seres humanos se considera el tercer negocio ilícito más lucrativo del mundo, solo superado por el tráfico de drogas y armas. Las ganancias globales que se mueven detrás del mercado ilícito de personas mueve 1,3 billones de dólares, de los cuales el 4,1 por ciento es generado solo por América Latina, según Iniciativa Global contra la Trata de Personas (UNGIFT).

   Más de 21 millones de personas son víctimas de trabajo forzoso y explotación sexual en todo el mundo y no existe una región que no sufra esta lacra. Todo el globo se encuentra afectado ya sea como país de origen, tránsito o destino de personas.

   La mayoría de las víctimas no se reconocen como tales, otras no tienen oportunidad de pedir ayuda porque viven aisladas o controladas por sus tratantes que les han retenido sus documentos y les amenazan. Incluso, muchas víctimas llegan a considerarse culpables y terminan guardando silencio. Esta práctica se ha convertido en un problema silencioso que se recuerda cada 30 de julio por las Naciones Unidas en el Día Mundial contra la Trata de Personas.

   Aunque una parte de los países latinoamericanos no cumple todas las normas para combatir la trata de personas con fines de explotación sexual, la mayoría de los gobiernos de la región está realizando esfuerzos para acabar con esta lacra, tal y como recoge el informe publicado por el Departamento de Estado de Estados Unidos.

   En la región, solo Chile y Colombia cumplen con todos los estándares establecidos en el Acta de Protección a las Víctimas de Trata (TVPA, por sus siglas en inglés) firmado en el año 2000. Por el contrario, Venezuela es el único país iberoamericano que no se rige por las normas mínimas y tampoco está haciendo esfuerzos significativos para hacerlo.

   El nivel de cumplimiento del TVPA se basa en las acciones que realizan los países para combatir la trata de personas, especialmente en los casos que el protocolo considera como "formas severas", en las cuales se incluye la explotación sexual de menores de edad, esclavitud o servidumbre involuntaria.

   En países como Bolivia, Costa Rica y Cuba, el número absoluto de víctimas está incrementando significativamente en el último año. Pese a los esfuerzos de los gobiernos por adecuarse a los estándares, sus sistemas muestran fallos a la hora de implementar sus políticas para combatir las formas severas de trata, en todo lo que respecta a la investigación, persecución y enjuiciamiento de este tipo de delitos.

   Por su parte, México, Guatemala, El Salvador, Panamá, Ecuador, Perú, Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, si bien no son el paradigma de nada, cumplen con los requisitos mínimos y sus programas políticos incluyen medidas específicas para terminar con el tráfico de personas, tal y como asegura el informe estadounidense.

   En total, el 13 por ciento de víctimas de trata de personas detectadas en Europa central y occidental provienen de los países de América del Sur. Desde los últimos años se ha identificado un aumento en el número de mujeres que viajan de Brasil hasta Europa con algún tipo de explotación.

LA MITAD DE LAS VÍCTIMAS SON MENORES

   La mitad de las víctimas de trata son menores de 18 años y, de estos, entre el 15 por ciento y el 20 por ciento son niños.

   La organización 'Save the Children' señaló que los niños son víctimas invisibles de este fenómeno que no para de crecer y que ha sido calificado por la ONU como "esclavitud moderna".

   Además, del total de víctimas se calcula que dos tercios de las detectadas por las autoridades son mujeres, en las que el 79 por ciento están sometidas a abuso sexual, seguido por un 18 por ciento de casos con fines de explotación laboral, trabajos o servicios forzados.

FENÓMENO GLOBAL

   Más de 130 países de todo el mundo han reportado casos de explotación y trata de personas, pero en el caso de América Latina se ha detectado que las víctimas son utilizadas en la misma medida tanto con fines sexuales como laborales, mientras que en Asia o Europa las mayores redes de explotación son sexuales.

   Esta práctica se realiza a través de la amenaza, uso de la fuerza, coacción o rapto. También las víctimas son engañadas con falsas promesas de mejorar su calidad de vida en un país extranjero.

   Además, se da en situaciones de vulnerabilidad, concesión de pagos o beneficios en cambio del control de la vida de la víctima con el objetivo de obtener fines con la explotación y realización de actividades delictivas.