MADRID 23 Oct. (EUROPA PRESS) -
La infancia es la más afectada por la migración relacionada por el cambio climático en el Sudeste Asiático, según el informe 'Climate Change, Vulnerability and Migration', de la organización World Vision.
El estudio se basa en 92 relatos de primera mano de niños migrantes y menores que se quedaron cuando sus padres y cuidadores emigraron, así como entrevistas con líderes y expertos locales. Ha sido elaborado en colaboración con el Centro Asiático del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo (SEI, por sus siglas en inglés) y describe el agravamiento de la pobreza, las privaciones y la carga de la deuda en las comunidades rurales, que llevan a las personas a emigrar; la explotación y los abusos a los que se enfrentan muchas personas migrantes; y las luchas de los que se quedan en casa.
World Vision recuerda que las Naciones Unidas calculan que en 2020 había 10,6 millones de personas migrantes internacionales en el Sudeste Asiático, siendo Tailandia, con diferencia, el país que acogía a un mayor número de ellos, de los que alrededor de 1,27 millones eran menores de 18 años. "A medida que se intensifican los efectos del cambio climático, que empujan a más personas a emigrar, es crucial que se protejan sus derechos e intereses, especialmente los de la infancia, que es muy vulnerable", subraya la organización.
Del informe se desprende que especialmente las niñas mayores asumen de forma rutinaria "importantes tareas" en casa y en las granjas y, además, trabajos asalariados, incluso a expensas de su educación. "Tanto los adultos como los niños y niñas describieron profundos impactos emocionales por la separación familiar, y experiencias traumáticas durante la migración", expone.
A través de un análisis detallado de seis aldeas rurales de Camboya, Laos y Vietnam, el informe muestra cómo el cambio climático, con lluvias torrenciales e inundaciones cada vez más frecuentes, se traduce en hambre, ausencias escolares y ansiedad por las deudas crecientes. "Muestra los sacrificios que hacen los padres, el sentido del deber de los niños y niñas hacia su familia y sus aspiraciones de una vida mejor. Y pone de relieve muchas formas en las que gobiernos nacionales, donantes y socios para el desarrollo, así como las organizaciones internacionales, pueden marcar la diferencia", apunta la organización.
También asegura que, a medida que se agrava la crisis climática, los niños y jóvenes del Sudeste Asiático se enfrentan a "crecientes amenazas" para su salud, educación, medios de subsistencia y perspectivas económicas. En este sentido, explica que los efectos del cambio climático, amplificados en algunos casos por el desarrollo de infraestructuras como la construcción de presas, "están empeorando la situación de pobreza y la desigualdad y haciendo que las personas sean cada vez más vulnerables a la migración forzosa y se expongan potencialmente a la explotación y el abuso".
La investigadora principal y directora mundial del programa de Migración y Movilidad del SEI, Sara Vigil, ha indicado que la investigación "revela una realidad desgarradora: el cambio climático y la migración están transformando las vidas de innumerables niños y niñas vulnerables, muchos de los cuales deben afrontar las consecuencias emocionales y físicas de la separación y la inestabilidad". Por ello, ha agregado que "es fundamental que se aborden las causas profundas de esta angustia y garanticemos que la infancia esté en el centro de los esfuerzos para crear un futuro más seguro".
Por su parte, el líder Regional para Asia Oriental de World Vision, Terry Ferrari, ha recalcado que "la carga física, emocional y mental que la migración supone para las niñas y los niños empeora su vulnerabilidad". He hecho, ha señalado que los retos a los que se enfrentan, agravados por la migración relacionada con el clima, "han pasado desapercibidos durante demasiado tiempo, pero ya no se pueden ignorar". "Es necesario tomar medidas urgentes para abordar las causas profundas de la migración relacionada con el clima y proteger el futuro de estas jóvenes vidas", ha concluido.
En el informe, World Vision recomienda aumentar la resiliencia de las comunidades mediante infraestructuras sólidas y preparación ante las catástrofes; proporcionar un apoyo "flexible y justo" a los medios de vida sostenibles; proteger tanto a los padres como a los hijos que emigran; cuidar a los cuidadores y a los niños que se quedan con ellos; y capacitar a niños y jóvenes para que puedan construirse un futuro mejor.