Actualizado 29/07/2013 02:55

El Papa se despide con un grito a la concordia, la solidaridad y la dignidad del ser humano


RÍO DE JANEIRO, 29 Jul. (EUROPA PRESS) -

El Papa Francisco se ha despedido de Brasil con un grito a la concordia y a la solidaridad, pilares que ha pedido a la Virgen que refuerce en la sociedad para construir una nueva humanidad, así como con un grito a la dignidad humana. Poco después, hacia las 19.35 horas (las 00.35 horas en España) partía rumbo a Roma a bordo de un A330 de Alitalia.

"He pedido a María que refuerce en ustedes la fe cristiana, que forma parte del alma noble de Brasil, como de tantos otros países, tesoro de su cultura, voluntad y fuerza para construir una nueva humanidad en la concordia y en la solidaridad", ha indicado tras escuchar el himno de Brasil con el que ha comenzado el acto.

El Pontífice ha asegurado que ya siente "añoranza" ('Saudade' en portugués) de Brasil y de su gente y ha añadido que marcha para Roma "con el alma llena de recuerdos felices". Así lo ha indicado en su discurso durante la Ceremonia de despedida en el Aeropuerto de Río de Janeiro, ante el vicepresidente de la República de Brasil, Michel Temer, autoridades nacionales, estatales y locales, el arzobispo de Río de Janeiro, Orani Joao Tempesta, cardenales y obispos.

"Comienzo a sentir un inicio de saudade. Saudade de Brasil, este pueblo tan grande y de gran corazón; este pueblo tan amigable. Saudade de la sonrisa abierta y sincera que he visto en tantas personas, saudade del entusiasmo de los voluntarios. Saudade de la esperanza en los ojos de los jóvenes del Hospital San Francisco. Saudade de la fe y de la alegría en medio de la adversidad de los residentes en Varghina", ha remarcado.

El Papa se ha mostrado convencido de que Cristo está "realmente presente" en el quehacer de "innumerables" jóvenes y de "tantas personas" con las que se ha encontrado en esta semana "inolvidable". "Gracias por la acogida y la calidez de la amistad que me han demostrado. También de esto comienzo a sentir saudade", ha apuntado.

Además, ha dado las gracias a Dilma Rousseff "por haberse hecho intérprete de los sentimientos de todo el pueblo de Brasil hacia el Sucesor de Pedro"; a sus hermanos obispos; a todos los que han participado en las celebraciones de la eucaristía y en los demás actos; a los organizadores; a los medios de comunicación; y "a tantos que, muchas veces en silencio y con sencillez, han rezado para que esta Jornada Mundial de la Juventud fuese una verdadera experiencia de crecimiento en la fe". "Que Dios recompense a todos, como sólo Él sabe hacer", ha subrayado.

En este clima de "agradecimiento y de saudade", el Pontífice ha revelado que piensa en los jóvenes, "protagonistas de este gran encuentro", que han sido "testimonio tan bello de participación viva, profunda y festiva en estos días". En este sentido, ha afirmado que "muchos" han ido a Brasil "como discípulos" pero no tiene "ninguna duda" de que "todos marchan como misioneros".

"Con su testimonio de alegría y de servicio, ustedes hacen florecer la civilización del amor. Demuestran con la vida que vale la pena gastarse por grandes ideales, valorar la dignidad de cada ser humano, y apostar por Cristo y su Evangelio", ha precisado, al tiempo que ha destacado que por medio de los jóvenes "Cristo está preparando una nueva primavera en todo el mundo", una siembra de la que él ha visto sus frutos y de cuya "abundante" cosecha gozarán otros.

Finalmente, antes de despedirse con un "hasta pronto", ha indicado que su último pensamiento, su última "expresión de saudade", se dirige a Nuestra Señora de Aparecida, en cuyo Santuario se ha arrodillado "para pedir por la humanidad entera y en particular por todos los brasileños".