Actualizado 13/09/2016 23:09

La lucha de las matronas indígenas mexicanas en las regiones más pobres

REUTERS
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   CIUDAD DE MÉXICO, 13 Sep. (Notimérica) -

Las matronas indígenas mexicanas, también denominadas 'parteras', constituyen una parte esencial durante el proceso de embarazo y parto de las mujeres del país, una labor que no siempre recibe los apoyos que merecen y deberían ser por razones éticas y morales.

   Es así como lo denuncia la organización 'K'inal Antzetik' de Guerrero, México, un nombre en lengua maya que viene traducido como 'Tierra de Mujeres', quienes han conformado en las comunidades indígenas una red de matronas y promotoras comunitarias en salud.

   Tal y como indica el portal local 'Animal Político', 'Tierra de mujeres' labora principalmente la prevención de la muerte de las mujeres que dan a luz, empezando desde que ésta se queda embarazada. Esto es, no solo asisten al parto sino que también se encargan de indicar, prevenir e informar a las futuras mamás sobre su cuerpo y su integridad.

   Así, difunden diferentes talleres sobre salud sexual, asesoraría legal, denuncias contra la violencia y promoción de la equidad de género. Por tanto, un total de 600 mujeres al año son atendidas por cerca de 60 parteras que cuenta con una certificación en conocimientos de salud, aunque muchas otras los compaginan con intereses por la psicología.

   Como mujeres que son, no pueden evitar volcarse en el acompañamiento del embarazo de las mexicanas, tal y como indican dos de sus integrantes, identificadas como Paulina y Hermelinda. Esta última comenta que se dan condiciones terribles para las embarazadas ya que "hay comunidades como la de Río Iguapa, en el municipio de San Luis Acatlán, que no cuentan con servicios de salud y transporte" de manera que las mujeres "no tienen otra opción más que morir o parir".

FALTA DE RECONOCIMIENTO

   A pesar de algo tan básico como la información durante la gestación, la misión de las matronas no cuenta con el apoyo suficiente y muchas veces esta desatención viene por parte de los propios médicos.

   A pesar de que se incluyó un apunte al artículo 64 de la Ley General de Salud en el que se propone un sistema de organización y reconocimiento de las matronas indígenas, "los servicios de salud las ven como competencia porque hacen notorio el descuido de su trabajo", indica Hermelinda.

   Pero la labor de estas mujeres queda definida en los cerca de 30.000 partos en los que participaron durante el años 2014, unos datos que no hacen sino sumar con el paso de los años estableciéndose en 15.000 las parteras indígenas que colaboran en los nacimientos, tal y como indica la integrante de Kinal Antzetik Lina Rosa Berrio Palomo.

   De hecho, el Fondo de la Población de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) incluye que "la partería reduce los índices de mortalidad materna ya que se produce un acompañamiento en todo el proceso reproductivo e incide en que la mujer la tenga como referente", según asevera la presidenta de la Federación Latinoamericana de Obstetras, Ana Labandera.

   Definitivamente, la labor de las parteras sufre amenazas en todos los ámbitos, incluido el personal, ya que tienen que hacer frente a las intimidaciones por parte de las parejas de las mujeres maltratadas a las que asisten. A pesar de estas hostilidades, ellas protegen a las mujeres encintas aun después del parto, para que lleven a cabo una vida cómoda y saludable.

   Frente a los datos proporcionados por el Observatorio de la Mortalidad Materna en México (OMM) en los quede revelan que 846 mujeres murieron al dar a luz en Guerrero entre los años 2002 y 2013, es indispensable el trabajo de estas personas.

   Es así como el balance de fallecimientos por dificultades al dar a luz se establece en 94 mujeres en el año 2014, una cifra que se ha visto reducida por su labor en el último año, donde la mortandad materna se ha reducido en 683 personas. Todas ellas fenecen debido a la escasa o nula atención médica en los hospitales o por la colocación ilegal de dispositivos intrauterinos sin su consentimiento. Esto se debe a que las embarazadas no conocen sus derechos ni las consecuencias de dichas actividades.

   Además, según el Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social (CEIDAS 2014), Guerrero es la entidad con el indicador más nefasto de México, donde mueren 91 de cada 100 nacidos. Frente a este cruel balance, las mujeres se sienten desprotegidas para denunciar "por temor a perder programas de asistencia social que otorga el gobierno como el Prospera", según añade el colectivo de matronas.