QUITO, 13 Feb. (Notimérica) -
El 5 de agosto de 1949 un terremoto sacudió el pequeño cantón de Guano en la provincia ecuatoriana de Chimborazo. Entonces, los muros de la Iglesia de la Asunción se derrumbaron dejando al descubierto un cadáver del siglo XVI conocido como la Momia de Guano: un religioso de la orden franciscana llegado desde España para velar por el catolicismo.
Su nombre era Fray Lázaro de Santofimia y su misión en Ecuador consistió en difundir la fe por todas las zonas rurales de la región. Ayudó y proporcionó alimentos a las tribus indígenas de los alrededores y fundó la ciudad de San Andrés. Sin embargo, su misión principal fue la de proteger el lugar de culto entre 1565 y 1572, que también funcionó como monasterio y convento.
Ahora, por el estado natural de momificación, se ha convertido en el primer cadáver de su tipo. Extendida boca arriba y con los brazos cruzados, la piel momificada de sus piernas dejan al descubierto los huesos de la tibia y el peroné. Se mantienen intactos su cerebro, seco por la deshidratación, el corazón, una parte del pulmón, los riñones y la próstata.
Junto a él se ha encontrado también un pequeño ratón de cola larga, momificado igualmente de forma natural. El motivo podría ser que, tal y como se representa en un mural de la época, el fraile fue sepultado en el interior de un cántaro de grandes dimensiones y emparedado en los muros de la iglesia, cavidad en la que permaneció oculto durante siglos como muestra de respeto y admiración para que el franciscano cuidara del lugar por toda la eternidad.
Ahora, los estudios que el científico francés Philippe Charlier está realizando sobre ella desde principios de mes podrían revelar el misterio de la propagación de la poliartritis reumatoide en Europa. El especializado en el análisis de vestigios humanos antiguos ha trabajado en la investigación de los restos de Hitler y los de Juana de Arco, así como en la reconstrucción del rostro de Maximilien Robespierre, entre otros.
En su primer contacto con la momia, Charlier observó lo más evidente. El cadáver portaba un paño alrededor de la cabeza fruto de un posible dolor de muelas en el momento de su muerte, cuando tenía entre 55 y 60 años de edad. Advirtió, además, de las deformidades que presentaban los dedos de sus manos y pies, típico de la poliartritis reumatoide.
"Es una enfermedad originaria de América Latina y este puede ser el caso más antiguo descubierto con esta patología", cuyo origen puede ser genético o infeccioso, ha explicado el investigador. Los datos sobre el intercambio de enfermedades entre Europa y el Nuevo Mundo podrían ser reveladores ya que su población nunca estuvo en contacto hasta la colonización.
Durante 45.000 años ambos contintentes evolucionaron de manera paralela así como lo hicieron las enfermedades y los gérmenes, motivo por el cual esta momia es clave en los estudios del traspaso de las plagas. Por eso, muchos ya hablan del cadáver como "el eslabón perdido" gracias a todas las respuestas que esconde, todavía sin desvelar.