Actualizado 07/05/2017 07:55

Los 'niños soldado' de México

A girl peeks from behind a wall as a police officer patrols a neighborhood in Gu
A girl peeks from behind a wall as a police officer patrols a neighborhood in Gu - REUTERS / DANIEL BECERRIL
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   CIUDAD DE MEXICO, 7 May. (Notimérica) -

   Los acuerdos de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han puesto sobre la mesa la presencia de niños y menores entre las filas de los ejércitos clandestinos y su participación en actividades criminales, una realidad muy presente a lo largo del territorio iberoamericano.

   Aunque a menudo suele trasladarse la idea de los 'niños soldado' a países africanos o a zonas actualmente inmersas en conflictos bélicos --en especial en la región de Oriente Medio--, una importante fracción de menores iberoamericanos ven cada día violados sus derechos fundamentales al ser utilizados para actividades ilícitas, y en el especial en México.

   La 'guerra' contra el narcotráfico mexicano, "donde las balas perdidas, el fuego cruzado en las zonas cercanas a escuelas, los ataques directos, las masacres juveniles, etc.", han hecho que los niños y niñas sean víctimas directas del conflicto y estén carentes de seguridad, según establecía en 2011 la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM).

   Sin embargo, estos ataques no son las únicas afecciones en seguridad de los más pequeños. La desigualdad social y la falta de ingresos económicos de las clases más bajas del país azteca han empujado en las últimas décadas a miles de jóvenes a un acercamiento o colaboración con las bandas de narcotráfico y las pandillas callejeras que les apoyan.

   De la misma manera, el 'bando' ocupado por el Gobierno y las fuerzas de seguridad, además de no garantizar medidas para el cumplimiento de todos los derechos de los mexicanos, ha llevado a cabo acciones que lo han puesto en el punto de mira.

EN AMBOS BANDOS

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   Un informe alternativo sobre la participación de niños en los conflictos armados del territorio de México de la REDIM documentó en 2011 el 'reclutamiento' de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) de menores para la erradicación de cultivos de marihuana y amapola en un Servicio Militar Nacional anticipado.

   Es la primera ocasión en la que se tenían pruebas de la participación de menores en la "lucha contra el narcotráfico", tal y como indicaba la REDIM, algo que también demostraba "cómo esas tareas 'temporales' del Ejército forman ya parte del adiestramiento de los alumnos" que integran las Escuelas Militares de México.

   Respecto a este hecho, el director de la REDIM declaraba para la revista 'Proceso' en 2011 que "el solo hecho de llevar niños" a estas zonas viola los derechos y garantías fundamentales de la infancia, ya que "los adolescentes no están preparados militarmente y son llevados a una situación de riesgo para sus vidas".

   Así, el uso de menores en ambientes bélicos o violentos en México ya no se ajusta únicamente a lo que hasta el momento se ha planteado de forma protagonista, compuesta por la parte más ilícita de la 'Guerra contra el narco' de las maras y cárteles de droga, que no deja de tener un peso importante.

   Según el estudio 'Cruce de fuego: niños, niñas y adolescentes en el narcotráfico mexicano', del experto en estudios sociales, Norberto Emmerich, "México ocupa un lugar destacado en el mapa mundial de niños y adolescentes víctimas de la violencia armada".

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   La marginación y pobreza de cientos de menores mexicanos ha llevado a que éstos encuentren una salida a su situación en el acercamiento a este tipo de grupos, que además de aportarles una retribución económica pueden proporcionarles seguridad frente a amenazas de otras organizaciones.

NIÑOS RECLUTADOS

   Como se destaca en el último estudio mencionado, hasta el año 2015 la Mara Salvatrucha y Los Zetas involucraron a unos 35.000 jóvenes en sus actividades, mientras la Mara M18 --operando junto al cártel de narcotráfico de Sinaloa-- utilizó a unos 8.000 menores en el mismo periodo de tiempo.

   

   

   Las labores llevadas a cabo por estos niños pasan por 22 tipos de delitos distintos. Desde el tráfico de drogas, el secuestro y amenaza, o la trata de personas, entre otros.

   Con su reclutamiento, estos menores dan comienzo a su 'carrera criminal', aunque también el citado estudio indica que "las tareas se atribuyen dependiendo de las habilidades y capacidades delictivas concretas de cada niño y niña en cuestión, independientemente de su edad".

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   Los más pequeños cubrirían puestos de vigilancia e información y, una vez son algo más mayores, su labor pasaría a ser la de control y cuidado de rehenes o mercancías. Posteriormente, se les encarga el traslado de droga y, una vez pasados los 16 años, se les convierte en sicarios.

   Así, es al llegar a la adolescencia cuando a estos jóvenes se les destina a misiones que conllevan una mayor carga de violencia, para lo cual se les provisiona de armamento. Dentro de México, el estado de Tamaulipas es el que ocupa el primer lugar en cuanto a presencia de menores armados, según un artículo publicado por el diario 'El Universal'.

   Este mismo documento sitúa a Baja California en segundo lugar y a Chihuahua directamente después, terrenos que junto a Tamaulipas poseen también los índices más altos de mortalidad infantil por motivos violentos y homicidios, estando a la cabeza Chihuahua y siendo el mayor rango aquellos que oscilan entre los 15 y los 17 años.

MEDIDAS DE PREVENCION

   Un país donde "no se reconoce la existencia de una guerra", como dicta la REDIM, entre los años 2006 y 2014 se cobró la vida de cerca de 2.000 menores. Pero además de las víctimas mortales, existen aquellas víctimas en vida, que no son sino los 'niños soldado', aunque también estos acaban siendo en la mayor parte de los casos asesinados.

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   Aquellos que consiguen vivir, incluso que salen del mundo del narcotráfico y las maras, sufren a lo largo de su edad adulta múltiples trastornos de por vida. El papel de la reinserción en la sociedad, de la rehabilitación de estos menores, debe pasar así mismo por la de otorgarles una estabilidad familiar que haga que el entorno en el que se encuentren sea favorable.

   Así, frente a las políticas de militarización y seguridad que los sucesivos gobiernos mexicanos han desarrollado de manera primordial en la lucha contra el narcotráfico, expertos y organizaciones como la REDIM hacen un llamamiento a las políticas de prevención.

   Paliar el desempleo, la pobreza, la marginación, el hambre y el abandono que sufren miles de familias mexicanas sería un buen punto de partida para luchar contra una de las peores problemáticas de la región, ya que en algunas partes del país la única opción laboral y económica es la ofrecida por el narcotráfico.

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