Actualizado 09/05/2015 13:15

El Panteón Nacional de Venezuela estrena nuevo rostro

Panteón Nacional de Venezuela
Foto: NOTIMEX
 

CARACAS, 9 May. (Notimex/Notimérica) -

   Tras las continuas mejoras y ampliaciones que se han realizado en sus instalaciones, el Panteón Nacional de Venezuela muestra una nueva cara con la que espera atraer a más visitantes.

   La construcción del actual Panteón Nacional inició en 1740 y finalizó en 1780 como la Iglesia de la Santísima Trinidad, en el centro de Caracas, un templo que en tiempos coloniales era considerado de proporciones monumentales.

   Posteriormente, la iglesia fue destruida durante el gran terremoto que sacudió a Venezuela en 1812, en plena guerra de Independencia, para luego ser reconstruida y decretada panteón en 1874 durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco.

   Tras oficializarse su funcionamiento como Panteón Nacional de Venezuela en 1875, los restos del héroe de la independencia sudamericana, Simón Bolívar, fueron trasladados en una ceremonia solemne.

   El Panteón fue paulatinamente adornado para estar a la altura de su rol. Primero, con los murales del pintor venezolano Tito Salas y luego con algunas obras de embellecimiento a principios del siglo XX.

   Durante la era del presidente Hugo Chávez (1999-2013), el Panteón fue declarado Monumento Nacional en 2002. Once años después la edificación fue ampliada para abarcar una nave nueva donde reposan los restos de Bolívar en solitario.

   La nueva nave, llamada Mausoleo del Libertador de América, es amplia en la base y angosta en la punta con una figura curvada como una ola, que permiten que el sarcófago del Libertador mire a las estrellas en la noche.

   La obra, sin embargo, recibió algunas críticas por la rapidez con que se ejecutó y algunos arquitectos cuestionan que el nuevo Mausoleo opaque al edificio original del Panteón, que es mucho más discreto en sus dimensiones.

   El interior del Mausoleo tiene un piso de mármol negro al que se suma una pared donde se erige un monumento a Bolívar, que reposa en un sarcófago de madera y oro al que fue trasladado por orden de Chávez en 2011.

   Los restos son vigilados por seis soldados vestidos a modo de húsares que rutinariamente cambian de guardia.

   Las paredes del Mausoleo son de color blanco, que sumado al silencio, que sólo es perturbado por el sutil sonido del aire acondicionado, transmiten una sensación de esterilidad, más propia de una sala de cirugía.

   En el viejo edificio del Panteón, se mantiene abierto un sarcófago que espera la repatriación del precursor de la Independencia sudamericana, Francisco de Miranda, quien murió en España tras ser encarcelado en 1816 en plena guerra independentista.