Publicado 16/10/2015 19:42

El Papa Francisco exige acciones contra el hambre, no llamamientos

ROMA, 16 Oct. (EUROPA PRESS) -

El Papa ha exigido a los gobiernos y a las instituciones internacionales que actúen "haciendo todo lo posible, aquello que es de su responsabilidad" para mejorar las condiciones de las personas hambrientas y malnutridas al tiempo que ha subrayado que "no es suficiente con un llamamiento general a la cooperación o al bien común".

"Somos testigos, a menudo mudos y paralizados, de situaciones que no se pueden vincular exclusivamente a fenómenos económicos, porque cada vez más la desigualdad es el resultado de esa cultura que descarta y excluye a muchos de nuestros hermanos y hermanas de la vida social, que no tiene en cuenta sus capacidad es, llegando incluso a considerar superflua su contribución a la vida de la familia humana", ha denunciado.

En un mensaje enviado al director general de la FAO, José Graziano da Silva, con motivo del septuagésimo aniversario de la fundación del organismo de las Naciones Unidas, el Papa ha afirmado que la respuesta ante una sociedad en la que los recursos quedan en manos de unos pocos y los menos favorecidos son obligados a recoger sólo las migajas no puede limitarse a las "buenas intenciones y propósito".

El Papa ha señalado que este "doloroso escenario" reclama "con urgencia" que se retome "la inspiración que condujo al nacimiento de la ONU y compromete "a buscar los medios necesarios para librar a la humanidad del hambre y promover una actividad agrícola capaz de satisfacer las necesidades reales de las diversas áreas del planeta".

"Son personas, no números, y reclaman que las apoyemos, para poder mirar el futuro con un mínimo de esperanza", exclama.

En este sentido, Francisco ha reclamado que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada recientemente por las Naciones Unidas, "no se quede sólo en un conjunto de reglas o de posibles acuerdos".

"Se evitará así utilizarla en beneficio de intereses contrarios a la dignidad humana, o que no respetan plenamente la vida, o para omitir responsabilidades que dejan los problemas sin resolver, agravando de esta manera las situaciones de desigualdad", ha señalado.

Además, ha denunciado la situación de los más desfavorecidos en los que la falta de protección social produce "nocivas consecuencias de una crisis económica persistente o de fenómenos relacionados con la corrupción y el mal gobierno, además de padecer los cambios climáticos que afectan a su seguridad alimentaria".

El Papa ha reiterado que la búsqueda afanosa del beneficio, la concentración en intereses particulares y los efectos de políticas injustas "frenan iniciativas nacionales o impiden una cooperación eficaz en el seno de la comunidad internacional".

En este sentido, el Pontífice, que ha reconocido que se trata de un "objetivo ambicioso", ha señalado que "queda mucho por hacer por lo que se refiere a la seguridad alimentaria, que se divisa aún como de una meta lejana para muchos" así como en materia de "la distribución inicua de los frutos de la tierra, pero también por la falta de desarrollo agrícola".

El Papa ha destacado la importancia del tema elegido para la Jornada Mundial de la Alimentación de este año: 'Protección social y agricultura para romper el ciclo de la pobreza rural'. "Un problema que pone de relieve la responsabilidad hacia los dos tercios de la población mundial que carece de protección social, incluso mínima", ha observado.

Así, ha denunciado la "vulnerabilidad" de los pobres y ha llamado a tener en cuenta los derechos de los hambrientos y acoger sus aspiraciones que significa ante todo "una solidaridad transformada en gestos tangibles, que requiere compartir y no sólo una mejor gestión de los riesgos sociales y económicos o una ayuda puntual con motivo de catástrofes y crisis ambientales".

CRECIMIENTO ECONÓMICO DE LA MUJER.

Para el Papa, garantizar la vida familiar "significa promover el crecimiento económico de la mujer, consolidando así su papel en la sociedad, como también apoyar el cuidado de los ancianos y permitir a los jóvenes continuar su formación escolar y profesional, para que accedan bien capacitados al mundo laboral".

Asimismo, ha precisado que "la Iglesia no tiene la misión de tratar directamente estos problemas desde el punto de vista técnico". "Los aspectos humanos de estas situaciones no la dejan indiferente. La creación y los frutos de la tierra son dones de Dios concedidos a todos los seres humanos, que son al mismo tiempo custodios y beneficiarios. Por ello han de ser compartidos justamente por todos", ha sentenciado.

Finalmente, ha exigido "una firme voluntad para afrontar las injusticias", en particular las más graves, "las que ofenden la dignidad humana y afectan profundamente nuestra conciencia". "Ante las dificultades, no puede prevalecer el pesimismo o la indiferencia. Lo que hasta ahora se ha hecho, no obstante la complejidad de los problemas, es ya motivo de aliciente para toda la Comunidad internacional, para sus instituciones y sus líneas de acción", ha comentado.