Publicado 26/07/2019 17:03

Papa Francisco.- El Papa emérito visita por sorpresa los Castillos de Roma

ROMA, 26 Jul. (EUROPA PRESS) -

El Papa emérito Benedicto XVI visitó este jueves 25 de julio por sorpresa los 'Castillos de Roma' (Castelli Romani), a poca distancia de la capital italiana, en las colinas Albanas, según ha informado el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.

Acompañado por el prefecto de la Casa Pontificia, Georg Gaenswein, Benedicto XVI visitó en primer lugar, Castel Gandolfo, donde se detuvo en los jardines y en el mirador para dar un paseo y para la recitación del Rosario y, a continuación, se dirigió al Santuario de la Virgen del Tufo en Rocca di Papa.

Finalmente, junto al obispo Raffaello Martinelli, se dirigió a la Curia episcopal de Frascati donde se quedó a cenar. El Papa emérito regresó al Monasterio Mater Ecclesiae en el Vaticano a las 22,30 horas.

Martinelli recibió al Papa emérito en el Santuario de la Virgen del Tufo en Roca di Papa sobre las 18,30 horas. Entre el Papa emérito y el obispo existe una gran familiaridad, pues Martinelli fue colaborador de Joseph Ratzinger en la Congregación para la Doctrina de la Fe.

"El Papa emérito entró acompañado en silla de ruedas y, en primer lugar, quiso ponerse de rodillas para recitar en voz alta con los presentes una oración a la Virgen", ha explicado a Vatican News el vicario general de Frascati, Raffaello Torelli.

Según ha precisado, Benedicto XVI ya había visitado en el pasado el Santuario de la Virgen del Tufo, donde según cuenta la tradición, que se remonta al siglo XVI, un caminante, mientras recorría un sendero, vio el Tufo --de 8 metros de circunferencia y 150 quintales de peso-- desprenderse de la roca. Al verse en peligro, el hombre invocó a la Virgen y el macizo se detuvo.

Después de la visita al Santuario, el Papa emérito se trasladó en automóvil al Palacio episcopal de Frascati. La visita del Papa emérito, según indica Torelli, ha dejado "gran serenidad y confianza".

"La impresión de quienes estuvimos ayer delante de Benedicto XVI es la de un hombre que vive constantemente la presencia de Dios, un hombre de santidad, que transmite este sentido de Dios más allá de su posibilidad física: lo hace a través de los ojos y la sonrisa, en la sencillez de su persona", ha asegurado. También le define como una persona "muy amable, muy lúcida y de gran fe" y que transmite una "inmensa paz".