Publicado 07/09/2019 12:43

Papa Francisco.- El Papa insta a monjas de clausura a hablar con sus prioras ante cualquier signo "extraño"

ROMA, 7 Sep. (EUROPA PRESS) -

El Papa Francisco ha pedido a las religiosas de vida contemplativa que dialoguen con sus prioras sin demora en cuanto sientan algo extraño aunque ha reconocido que no todas ellas "son el premio nobel a la simpatía". Además, les ha pedido que eviten caer en "la mundanidad" y les ha exhortado a vivir sus vidas a través de pequeños actos de caridad.

El Pontífice se ha acudido al Monaterio de las Carmelitas Descalzas de Antananarivo (Madagascar) para rezar junto a un centenar de religiosas de vida contemplativa y 70 novicias procedentes de varios monasterios del país.

En una homilía improvisada en italiano y traducida por un sacerdote de Madagascar, el Pontífice se ha puesto "folclórico" y ha querido hablar a las religiosas como si fueran "niños" en lugar de realizar una alocución "más elevada", tal y como él mismo ha explicado, porque los niños son al preferencia de Jesús.

Así, utilizando el modelo de fe de santa Teresita de Jesús, ha defendido la "transparencia" dentro del convento y ha instado a las monjas a acudir a sus superioras en cuanto sientan que están en peligro o les aceche alguna tentación, añadiendo que "la mundanidad no es una monja de clausura".

"Esta es la ayuda la defensa que como comunidad tienen -les ha explicado--. Se pueden ayudar entre ustedes para prevenir, para defender el amor. Es necesario que se ayuden y se defiendan y logren sacudirse de esta serpiente a tiempo". Así, el Pontífice ha reflexionado sobre la aparición de "demonios educados" que empeoran la vida sin que uno se de cuenta.

"No te diste cuenta de que era un espíritu malo porque era tan educado. Pero no hablaste con la priora, con alguna hermana. El que tienta no quiere ser descubierto y por eso se disfraza de noble y educado. Por favor, hermanas, cuando sientan algo extraño hablen inmediatemente. Así lo descubren", ha pedido al tiempo que ha defendido el camino de la obediencia.

En definitiva, el Pontífice ha puesto en guardia a las hermanas sobre la tentación de caer en la vida mundana y le ha recordado que el mundo se salva con pequeños actos de amor. "La lucha en el monasterio no tiene jubilación, es hasta el final", ha recalcado.

En este sentido, ha defendido el "coraje de hacer pequeñas cosas". "Nada eso de ser priora, de ser jefe, para cambiar las cosas -ha insistido--. Si quieres cambiar, no solo el monasterio y la vida religiosa, sino también salvar el mundo, se comienza con estos pequeños pasos de amor, de renuncia".