Publicado 02/12/2021 17:43

Papa Francisco.- El Papa lanza un mensaje de unidad en la dividida Chipre y dice que en la Iglesia no "puede haber muros"

HANDOUT - 02 December 2021, Cyprus, Larnaka: Pope Francis receives a welcoming ceremony upon disembarking his plane at the Larnaka Airport. Photo: -/Vatican Media Press Office/ANSA via ZUMA Press/dpa - ATTENTION: editorial use only and only if the credi
HANDOUT - 02 December 2021, Cyprus, Larnaka: Pope Francis receives a welcoming ceremony upon disembarking his plane at the Larnaka Airport. Photo: -/Vatican Media Press Office/ANSA via ZUMA Press/dpa - ATTENTION: editorial use only and only if the credi - -/Vatican Media Press Office/ANS / DPA

ROMA, 2 Dic. (EUROPA PRESS) -

El Papa ha lanzado un mensaje de unidad en Nicosia, capital de Chipre, primera etapa de su tercer viaje internacional este año, una ciudad dividida desde la invasión turca de 1974 por un muro de 180 kilómetros, la llamada Línea Verde, que separa la República Turca del Norte de Chipre, reconocida solo por Turquía, y la República de Chipre.

"No hay ni debe haber muros en la Iglesia católica, es una casa común, es el lugar de las relaciones, es la convivencia de la diversidad", ha señalado el Pontífice en el primer acto de su agenda en este país en un encuentro con sacerdotes, religiosos y religiosas en la Catedral maronita de Nuestra Señora de las Gracias.

Chipre es el país europeo con más solicitantes de asilo en relación con su población. Por eso, ha señalado que la Iglesia local con sus gestos de fraternidad puede "recordar a todos, a toda Europa, que para construir un futuro digno del hombre es necesario trabajar juntos, superar las divisiones, derribar los muros y cultivar el sueño de la unidad".

El Papa ha dejado claro que la fraternidad en la Iglesia pasa también por "discutir sobre visiones, sensibilidades e ideas diferentes" pero ha instado a "decirse las cosas a la cara con sinceridad". Si bien, ha insistido en que "no se discute para hacerse la guerra, para imponerse, sino para expresar y vivir la vitalidad del Espíritu, que es amor y comunión".

Así, ha apreciado que en Chipre existen muchas sensibilidades espirituales y eclesiales, varias historias de procedencia, ritos y tradiciones diferentes, pero ha invitado a no "sentir la diversidad como una amenaza contra la identidad".

"La tentación del miedo, que genera desconfianza y la desconfianza conduce a la sospecha y, esta antes o después, lleva a la guerra", ha manifestado.

En 1974, la intervención militar turca ocupó el 40% de la isla. En 1983, el área controlada por Turquía se autoproclamó como la República Turca del Norte de Chipre, pero sólo está reconocida por Turquía. Desde enero de 2002, la Naciones Unidas promueven un proceso de negociación entre las dos partes de la isla para superar la división.

La mayoría de los católicos en Chipre proceden del Líbano, por lo que el Papa ha señalado que cuando piensa en este país siente "mucha preocupación por la crisis en la que se encuentra" y nota el sufrimiento de un pueblo cansado y probado por la violencia y el dolor. "Llevo a mi oración el deseo de paz que sube desde el corazón de ese país", ha dicho.

También ha subrayado que Chipre es "un pueblo multicolor, un auténtico lugar de encuentro entre etnias y culturas diferentes", al tiempo que ha deseado que la Iglesia también sea "universal" y un "espacio abierto en el que todos son acogidos y alcanzados por la misericordia de Dios y su invitación a amar".

"La Iglesia en Chipre tiene estos brazos abiertos: acoge, integra y acompaña. Es un mensaje importante también para la Iglesia en toda Europa, marcada por la crisis de fe. No sirve ser impulsivos y agresivos, nostálgicos o quejumbrosos, es mejor seguir adelante leyendo los signos de los tiempos y también los signos de la crisis. Es necesario volver a comenzar y anunciar el Evangelio con paciencia, sobre todo a las nuevas generaciones", ha advertido el Papa.

Al llegar en coche a la catedral de Nicosia, el Papa ha sido recibido por el patriarca de Antioquía de los católicos maronitas, el cardenal Béchara Boutros Ra. Antes de entrar, ha rezado brevemente ante una imagen de la Virgen María y ha bendecido con agua bendita a las personas que lo esperaban en la entrada. En su primer discurso del viaje, el Papa ha subrayado que es necesaria que la Iglesia sea "paciente" y no se deje "turbar y desconcertar por los cambios".