Actualizado 25/12/2016 07:29

¿Cómo pasó Colón su primera Navidad en América?

COLON
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   MADRID, 25 Dic. (Notimérica) -

La noche antes de Navidad de 1492 no fue precisamente buena para el descubridor genovés Cristóbal Colón: la embarcación más grande de su expedición, la nao Santa María, encalló en un banco de arena cuando se dirigían hasta Punta Santa desde el Cabo de Santo Tomás.

   Ocurrió la noche del 24 de diciembre, cuando decidió poner al mando del barco a un mozo grumete, quien no puedo evitar un banco de arena debido a las intensas corrientes marinas. Ningún miembro de la tripulación falleció, ya que el cacique taíno de La Española (actual República Dominicana y Haití) Guacanagari, les envió canoas para evitar su ahogamiento.

   La nao quedó completamente inservible pero poco después se convertiría en un fuerte al que llamó Villa Navidad, debido a la fecha en la que ocurrió el encallamiento. No obstante, Colón consiguió lo que quería, el motivo por el que realizó ese viaje: conocer al líder indígena.

   Ambos se comunicaron a través de señas y llegaron a un acuerdo. Su amistad beneficiaría a ambos, ya que Guacanagarix deseaba acabar con la vida de Caonabo, otro de los caciques caribeños de la región de Cibao (en la actual República Dominicana), conocido por su ferocidad y canibalismo.

   Por otro lado, Colón vio en este un aliado muy importante para sostener su futura colonia en la región, explicándole que los Reyes Católicos españoles mandarían presos a los caníbales en el plazo de un año. Para cerrar el acuerdo, el líder cacique entregó a los españoles un cofre lleno de oro. Se trataba de la primera alianza entre españoles e indígenas de la historia.

   Desde el principio, los indios taínos colaboraron con los españoles ofreciendo casas, ayuda y oro debido a que el cacique Guacanagari veía como una oportunidad la alianza con Colón para destruir a Canoabo y su población caribe.

   Un día después, el 26 de diciembre, el almirante recogió los restos de la embarcación encallada y comenzó a construir el fuerte, a la vez que se llevaron a cabo labores de limpieza y deforestación de la zona. Así construyeron un foso con cabañas de madera y una torre fortificada para el asentamiento de los tripulantes.

   El objetivo de esta fortificación era el de iniciar una convivencia pacífica con los indios que debería conservarse hasta la llegada de Colón tras su visita a España, el cual traería provisiones y materiales para crear una villa más estable y duradera. El carácter defensivo de la construcción sería el ejemplo de superioridad de los españoles frente a los indígenas.

LA NAVIDAD

   Este fuerte fue la primera construcción occidental en América y estaba localizado frente al naufragio, entre la desembocadura del río Guárico y la Punta de Picolet, situado en la costa noroccidental del actual Haití.

    Poco tiempo después, el 4 de enero de 1493, Colón decidió volver a España, ya que temía que el capitán de la Pinta, Martín Alonso Pinzón, llegara antes que él a la península e informara a la Corona del desastre de la Santa María.

   Así, nueve días después del comienzo de las obras, dejó en el fuerte a 39 hombres de su confianza armados con provisiones suficientes a las órdenes del alguacil de la expedición, Diego de Arana. Muchos de estos tripulantes se quedaron por su propia voluntad, ya que los indígenas les prometían oro si les protegían de los caribes.

   El descubridor tenía una razón fundamental por la que dejar el fuerte La Navidad: quería informar a los Reyes Católicos del éxito de la expedición, además de la colonización del territorio. El objetivo de Colón era que estos 39 hombres respondieran ante la situación, aprovechando el año que el genovés estaría fuera de La Española para seguir conquistando territorios.

   La travesía de regreso a España duró aproximadamente dos meses y pasó por Lisboa (Portugal) y Palos de la Frontera, en la provincia española de Huelva. En abril de 1493 llegó a Barcelona --donde le esperaban los Reyes Católicos-- y fue recibido como un héroe.

   La redacción de los nuevos territorios que había visitado fue leída con especial atención por parte de los europeos, por lo que la Corona española le dio instrucciones para realizar un segundo viaje, que partiría el 25 de septiembre de ese mismo año con una flota compuesta por 1.500 hombres y 17 embarcaciones.

CRISTIANOS Y TAÍNOS

   La convivencia entre los cristianos y los indígenas taínos de la isla fue dura, ya que los primeros nunca pretendieron establecer lazos de igualdad sino, más bien, demostrar su superioridad frente a los 'conquistados'.

   Con el tiempo, las tensiones aumentaban y las disputas entre ambos bandos no cesaban. Los españoles estaban cansados de buscar el oro prometido, mientras que los taínos no encontraban el respeto hacia sus tierras y sus mujeres por parte de los cristianos.

   Dos de los subordinados de Arana, Pedro Gutiérez y Rodrido Escobedo, se separaron de las órdenes del almirante, ya que consideraban que la situación se estaba descontrolando. Así acudieron al enemigo de los taínos, el cacique Canoabo, para pedir auxilio ante el desorden.

   La respuesta de su líder se tradujo en muerte y destrucción. Poco después de esta visita, un grupo de indios arribó a la fortaleza española y prendió fuego a las casas de su interior, acabando con la vida de todos los residentes y rompiendo así la alianza establecida entre Colón y Guacanagari.