Actualizado 28/12/2015 15:26

El penal del que se fugaron los hermanos Lanatta era de máxima seguridad

   BUENOS AIRES, 28 Dic. (Notimérica) -

   Los hermanos Martín y Cristian Lanatta, condenados por el triple asesinato de General Rodríguez en 2008, se han fugado este fin de semana de la Unidad 30 del Servicio Penitenciario de Buenos Aires (BPB), una cárcel de máxima seguridad de la localidad General Alvear.

   Como el resto de las prisiones bonaerenses, la Unidad 30 es un penal con problemas de hacinamiento, infraestructuras y falta de insumos a pesar de sus elevados niveles de seguridad, según ha publicado el diario 'Clarín'.

   Inaugurada en abril del año 2000, la Unidad 30 se encuentra en una finca de 64 hectáreas, dentro de General Alvear, ciudad ubicada a 240 kilómetros al oeste de Buenos Aires y su régimen penitenciario es cerrado.

   Aunque en un principio su capacidad proyectada podía acoger a 1.720 internos, el número fue ampliado hasta los 1.500 en el año 2014. A partir de entonces la población del penal había superado los 1.600 y ya se denunciaban casos de superpoblación con tres presos por celda y condiciones de hacinamiento, de acuerdo con el portal AlvearYA.

   En abril de este año, el total de la población superaba los 2.300 internos, con 1.769 reclusos y 560 oficiales y suboficiales.

   Además de falta de mantenimiento, la cárcel presenta numerosas irregularidades sobre el destino de los alimentos para los presos, motivo por el cual en julio de 201 fueron procesados dos exjefes de depósito, así como malas condiciones de higiene y salud, falta de iluminación y mal funcionamiento de las cámaras de seguridad.

   El uso del agua potable también está limitado a cuatro horas diarias, ya que, de no ser así, todo General Alvear se quedaría sin agua, y escasean el personal y el material sanitarios.

   Por otra parte, en el ámbito de la educación, la cárcel cuenta con las escuelas de Educación Primaria de Adultos Nº 703 'Paulo Freire' y la de Educación Media Nº 3, además de diversos cursos de formación profesional, cafés literarios y talleres de manualidades.

   Del mismo modo, los presos también pueden trabajar en tres fábricas privadas ubicadas en el interior del penal, dos de ellas de alpargatas y una de marroquinería, haciendo tareas de mantenimiento o arreglos comunitarios.