MADRID, 3 Sep. (Notimérica/EP) -
Las primeras vacaciones pagadas de la historia fueron fruto de un convenio entre el Gobierno francés del Frente Popular de Léon Blum y los sindicatos, que firmaron los Acuerdos Matignon el 7 de junio de 1936 y, ese mismo verano, los trabajadores franceses pudieron disfrutar de las primeras vacaciones pagadas de la historia.
Las 'conges payés' (vacaciones pagadas) incluían dos semanas de descanso de las que disfrutaron todos los franceses ese verano. Además, el convenio estableció también una jornada laboral de 40 horas. También fue un francés, el novelista Henri Beyle, el primero en introducir el neologismo de turista al publicar en 1883 'Les Mémoires d'un touriste' ('Memorias de un turista').
En el verano de 1936 miles de franceses pudieron ir hasta el mar, disfrutar del campo o visitar otras ciudades, pero el fenómeno de las vacaciones no se extendió mundialmente hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando en la década de los 60 se produjo la explosión del turismo de masas, según ha publicado la agencia SINC.
LA FIGURA DEL EXPLORADOR
Aunque las vacaciones no se pagaban, no se trata de un fenómeno novedoso en el siglo XX, sino que antes ya había trabajadores que, de forma individual o colectiva, buscaban experiencias distintas. De hecho, las migraciones colectivas están presentes en las epopeyas de todos los pueblos.
La religión también ha desempeñado un papel fundamental en este espíritu viajero, ya que no se trataba sólo de viajar, sino que los fieles comenzaron a desplazarse hasta sus lugares de culto, con propósitos más allá de descubrir otra cultura, como en el caso de Jerusalén, Roma o Santiago de Compostela.
En este sentido, el manuscrito iluminado del siglo XII relacionado con el Apóstol Santiago, el Códice Calixtino, podría ser considerado como una especia de guía turística o un antecedente directo, ya que proporcionaba información útil al viajero.
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