Actualizado 04/06/2018 15:54

Antonio José Sucre, el artífice de la independencia iberoamericana

ANTONIO JOSÉ DE SUCRE
WIKIMEDIA COMMONS

   MADRID, 4 Jun. (Notimérica) -

   Tras años de tensiones en la Gran Colombia, el 4 de junio de 1830 era asesinado, a sus 35 años, Antonio José de Sucre. Dejaba una carrera militar excepcional, destacando como estratega y como hombre justo, preocupándose por los vencidos en la guerra y por los indígenas.

   Antonio José de Sucre nació en 1795 en Cumaná (Venezuela). Hijo de una familia acomodada y de tradición militar, su destino parecía estar escrito en el Ejército. Perdió a su madre a los siete años y se enrolló en una academia militar. Allí aprendió matemáticas y artillería, además de valores como la lealtad y la disciplina de los que haría gala toda la vida.

   Las primeras campañas militares en las que participó acabaron en derrotas, lo que propició la caídas de sendas repúblicas venezonalas. Sucre se exilió a Las Antillas, pero no dejó que el sentimiento de libertador que tenía se apagara.

   En 1817 fue nombrado Coronel por Simón Bolívar y es aquí cuando comienza cambiar el signo de la guerra. Bolívar, siguiendo su sueño de fundar una gran confederación, necesitaba una cúpula militar leal y apasionada con su idea. El respeto que ambos militares sentían fraguó su amistad a lo largo de los años.

CAMPAÑAS MILITARES

   La primera actuación diplomática de Sucre fue la redacción del Armisticio de San Ana, documento por el cual pudieron ganar tiempo para la batalla final e independencia de Venezuela. Este tratado constituye un hito por su fondo y su forma, sentando las bases de cómo los vencedores tienen que tratar a los vencidos.

   El camino para la conformación de la Gran Colombia estaba hecho. Nombrado Jefe del Ejército del Sur de Colombia y con parte de las tropas de José de San Martín, Sucre lidero la campaña por la independencia de Ecuador en 1821. Destaca la Batalla del Pichincha, nombrada así porque sucede en las faldas del propio volcán.

   

   La Batalla de Junín fue otro de los conflictos notables en los que participó, inmerso en el proceso de liberación de Perú. Los peruanos, debido a disputas políticas, solicitaron la intervención de Bolívar para apaciguar las revueltas. Este mandó a Sucre para negociar los términos en los que la Gran Colombia mediaría. Más de 20.000 soldados se enfrentaron en 1824 en la Pampa de Junín, terminando con la victoria de los independentistas.

   El último gran enfrentamiento dentro de las campañas por la emancipación de Iberoamérica fue la Batalla de Ayacucho. Este significó la desaparición del último virreinato y el fin del dominio colonial español. Tal fue la pericia demostrada por Sucre que se ganó el apelativo de 'Gran Mariscal de Ayacucho' al término victorioso del conflicto.

   Siguiendo las órdenes de Bolívar, entró en territorio boliviano en 1825. Convocó una asamblea constituyente para decidir el camino del Alto Perú, el Congreso de Chuquisaca. Se determinó la proclama de la independencia y un cambio de nombre, se pasó a denominar Bolivia, en honor al Libertador Bolívar.

   

DERECHOS DE INDÍGENAS Y ESCLAVOS

   Sucre redactó la primera constitución del nuevo Estado, ejerciendo de primer presidente vitalicio. Abogó por los derechos de los indígenas y la libertad de los esclavos. Estos hechos no fueron vistos con buenos ojos por las élites sociales bolivianas, por lo que pronto se revelaron contra él. Tuvo que hacer frente a un ataque fallido que le causó heridas en un brazo.

   Perú declaró la guerra a Colombia, comenzando la guerra colombiano-peruana (1828-1829). De nuevo Sucre se puso al mando de las fuerzas militares. Esta vez tendría que luchar en contra de sus antiguos aliados de la guerra emancipadora. Sin mayores dificultades, sin embargo, venció a los peruanos en la batalla de Tarquí (27 de febrero de 1829), que llevó a la firma del Tratado de Girón.

   

   A principios de 1830, inmersa ya en un proceso de desintegración, la Gran Colombia convocó en Bogotá el que sería su último congreso. Tras presentarse allí, salió de Bogotá camino de Quito. En una emboscada en la montaña de Berruecos (La Unión, Nariño), Sucre fue asesinado el 4 de junio de 1830. Su asesinato se motivó en celos y presiones de las que el Mariscal quería desentenderse.

   El historiador Tomas Polanco dice sobre Sucre: "Respetado por los argentinos, los chilenos y los peruanos, admirado por los bolivianos y quiteños, sin enemigos en Venezuela y en la Nueva Granada y con todos sus antecedentes, Sucre estaba destinado a ser el natural sucesor de Bolívar".