BUENOS AIRES, 3 Mar. (Notimérica) -
David Segundo Peralta, popularmente conocido como 'Mate Cosido', fue un bandolero calificado de "delincuente" por algunos, aunque de "benefactor" para otros, que se convirtió en un célebre personaje del folclore regional del norte de Argentina y del que este viernes se conmemoran 120 años de su nacimiento.
A pesar de ser conocido como 'Mate Cosido' en referencia a una cicatriz que tenía en la cabeza llamada 'mate' en la jerga popular --sobre todo en la norteña-- era frecuente confundirle con el nombre de la infusión 'mate cocido'.
Nacido en la ciudad de Monteros, en la provincia de Tucumán el 3 de marzo de 1897, la personalidad de este bandolero era la de un hombre culto que se comportaba con humildad y educación, pagando generosamente el más mínimo servicio recibido y ganándose de este modo el aprecio y la popularidad.
Mate Cosido llegó a la provincia del Chaco hacia 1926 donde comenzó su actividad como bandolero. Preparaba los robos cuidadosamente, ya que las empresas que asaltaba eran muy poderosas --la mayor parte extranjeras-- acción con la que ayudaba a los pobres.
Él mismo se autodenominaba 'el bandido de los pobres' ya que jamás robaba a los mendigos para dárselo a los ricos, por lo que consiguió el respeto de los grupos anarquistas.
Mate Cosido no solía usar la fuerza en sus saqueos, ya que debido a sus creencias y manera de proceder, nunca tenía enfrentamientos armados con la policía.
Los habitantes de la localidad de Gancedo, en Presidencia Roque Sáenz Peña, y casi todos los pueblos grandes, fueron verdaderos testigos de las acciones de este bandolero argentino, que vestía disfrazado, como peón rural o como viajante, para no levantar sospechas.
Su prontuario sumó capítulos en el Chaco, Corrientes, Tucumán, Córdoba y Santiago del Estero, por lo que su fama recorrió el país hasta llegar a Buenos Aires.
La captura de este bandolero "vivo o muerto" fue la misión inicial de la Gendarmería, creada en julio de 1938. Sin embargo, lo último que se sabe de Mate Cosido es el tiro en la cadera que recibió durante un tiroteo en un rescate en Villa Berthet, en el Chaco, en 1940. Ese día se esfumó y nadie supo nunca más qué fue de él.