Actualizado 23/11/2015 22:07

El recuerdo de la masacre de Jonestown, el mayor suicidio colectivo de la historia

   MADRID, 23 Nov. (Notimérica) -

   El 18 de noviembre se cumplieron 37 años de un acontecimiento que conmocionó al mundo entero: el suicidio de más de 900 miembros de la organización religiosa 'Templo del Pueblo' en Jonestown, Guyana.

   Durante el sábado del 18 de noviembre de 1978, en la extinta comunidad de Jonestown, 909 miembros de la organización se tomaron conjuntamente frascos de cianuro mientras otros pocos adeptos asesinaban a varias personas entre las que se encontraba el congresista estadounidense Leo Ryan.

   Pero, ¿cómo sucedió semejante catástrofe? Para ello hay que remontarse un tiempo atrás, concretamente 60 años, cuando en 1955 el pastor estadounidense Jim Jones fundaba en su natal Indianápolis la orden 'Templo del Pueblo' con la idea de comulgar con el ideal socialista. En un principio, el grupo comenzó a ayudar a pobres y marginados a través de un centro social, con comedor gratuito y un orfanato.

   En 1965, el carismático líder decidió trasladar la sede de la organización a Ukiah, en California, con la idea de crear una comunidad agraria autosuficiente y aislada del resto de la sociedad, basada en el comunismo.

   Tratando de ampliar el número de adeptos, en 1974 hace de San Francisco su 'cuartel general'. Cumple con su objetivo, y pronto reúne miles de seguidores. Con su capacidad de persuasión y sugestión, los convencía de que él era un salvador, venido a la Tierra para luchar contra el racismo, la diferencia de clases y el holocausto nuclear.

   Fue precisamente el temor a un ataque nuclear contra Estados Unidos lo que le llevó un año más tarde a trasladar su utópica sociedad a Guyana, fronteriza con Venezuela. En la nueva sede sudamericana, bautizada como Jonestown, diferentes etnias convivían en armonía, escuchando los versos de la Biblia y los escritos de Karl Marx por parte de su líder Jones, 'El Padre'.

   En 12 kilómetros cuadrados que el propio Jones arrendó al gobierno de Guyana se construyeron casas, se estableció una comunidad que muchos de quienes en ella vivieron no dudaron en describir como el paraíso. "Un paraíso socialista", había descrito el pastor en muchos de los audios que se encontraron en el lugar después de la tragedia.

    "Jonestown es un lugar dedicado a vivir por el socialismo, por la equidad económica y racial. Estamos viviendo de una forma común increíble", se escucha en una grabación recuperada por el FBI durante la investigación de los hechos.

   Sin embargo, para algunos el paraíso no fue como habían soñado. La nueva 'tierra prometida' se había convertido en un campo de concentración donde sus residentes no podían salir y sufrían abusos, maltratos y violaciones, apenas comían otra cosa que no fuera legumbres y arroz mientras su 'Padre' disfrutaba de otros manjares como la carne.

   En febrero de 1978, la mitad de la comunidad padecía problemas médicos tales como diarrea grave y fiebres altas. Además, a los indisciplinados se les encerraba en cajas de madera, a los que intentaban escapar les drogaban y había guardias armados patrullando día y noche.

   La gente de los alrededores, incluyendo un oficial de policía, relataron historias de horror sobre duras palizas y un 'hoyo de tortura', un pozo en donde Jones hacía que tiraran a los niños que no se comportaban. Por si no era suficiente, atemorizaba a los más pequeños con los relatos de un misterioso monstruo que habitaba en lo más profundo del pozo. En realidad, esa criatura no era otra que un hombre al servicio del Padre.

NOCHES BLANCAS

   Según la BBC y de acuerdo a las investigaciones del FBI, Jones creó lo que se llamaron las 'noches blancas', en las que se simulaban suicidios con cianuro y otras sustancias. Fomentando la paranoia entre sus fieles, comenzó a difundir la idea de existía una amenaza de invasión y de que la CIA eran unos traidores que intentaban acabar con su sueño.

   "Durante estas noches blancas, Jones le daba a los miembros de Jonestown cuatro opciones: huir a la Unión Soviética, cometer un 'suicidio revolucionario', quedarse en Jonestown para luchar contra los invasores o huir hacia la selva", reveló el informe del FBI.

    Al borde de la paranoia, una o dos veces por mes impulsaba a sus adeptos a realizar, como pruebas de lealtad, simulacros de suicidios masivos, que incluían la ingesta de falsas pociones de veneno.

INVESTIGACIÓN DE LEO RYAN

   La negra situación que se estaba viviendo llegó a los oídos del congresista de California Leo Ryan, quien acudió el 14 de noviembre de 1978 a la comunidad con un grupo personas para investigar las acusaciones de fraude, lavado de cerebro, encarcelación y tráfico de drogas y armas que pesaban sobre el Templo del Pueblo.

   Entre la comitiva se encontraba periodistas, desertores de la secta, familiares de algunos miembros y una delegación del Congreso. Tres días después de su llegada, el grupo se reunió con el líder sectario, en donde reinó la tranquilidad y la cordialidad.

   Todo se torció cuando varios miembros solicitaron irse con el político a Estados Unidos. Camino al aeropuerto, el grupo fue asaltado por algunos adeptos que, furiosos, asesinaron a todos los presentes.

EL SUICIDIO

   La masacre enturbió aun más, si cabe, el juicio de Jones. Reunió a todos los integrantes del Templo y les invitó a hacer una 'revolución de muerte' ante las amenazas reales del exterior.

   Miembros del personal de Jonestown comenzaron a repartir a los fieles seguidores frascos de cianuro que, en fila india, las recogían dispuestos a llevar a cabo su macabra revolución suicida.

   "Por el amor a Dios, ha llegado el momento de terminar con esto", "acabemos con esta agonía", "hemos obtenido todo lo que hemos querido de este mundo, hemos tenido una buena vida y hemos sido amados", fueron algunas de las últimas palabras que los más de 900 hombres, mujeres y niños (casi 300) escucharon antes de ingerir el cianuro.

   Sin embargo, la causa de la muerte del líder no fue el veneno, sino el impacto en la cabeza de una bala de escopeta. Tan sólo 11 personas sobrevivieron a este suicidio, ya que decidieron escapar de las torturas y maltratos a los que estaban expuestos.

   El "mayor suicidio colectivo de la historia", lo calificaron los medios que cubrieron la tragedia. Para otros, como Laura Johnston Kohl -una de las sobrevivientes de la masacre-, se trató de un crimen mucho más grave. "No fue un suicidio masivo. La gente no dijo 'quiero hacerlo'. Fue un asesinato en masa", aseguró a BBC. Para el propio Jones, no se trataba de un suicidio, sino de un "acto revolucionario".