Actualizado 25/08/2018 09:19

Reinserción mediante educación, el exitoso programa de capacitación de expandilleros en El Salvador

Mara Salvatrucha
JOSE CABEZAS - Archivo

   SAN SALVADOR, 25 Ago. (Notimérica) -

   La reinserción, y no el castigo, es la labor principal de las cárceles. Así lo han querido entender exmiembros de las pandillas salvadoreñas Barrio 18 y Mara Salvatrucha (MS-13) encarcelados al este del país, donde aprenden oficios para retomar una vida desde la legalidad.

   El penal de San Francisco Gotera, a 161 kilómetros de San Salvador, alberga a más de 1.500 internos a pesar de tener capacidad tan solo para 300. En esta cárcel, en la que la mayor parte de los internos son expandilleros, tan solo 43 han rechazado los programas desarrollados para aprender un oficio.

   Son dos iglesias evangélicas, lideradas por dos pastores que han salido de estas pandillas, las encargadas de organizar estas actividades, todas ellas llevadas a cabo bajo "medidas extraordinarias" de seguridad.

   Uno de los cientos de implicados en estos programas de capacitación es Moisés Linares, de 30 años, quien lleva 12 años en prisión por extorsión del total de 20 a los que ha sido condenado. "Nosotros estamos más que arrepentidos de haber pertenecido a la pandilla y lamentamos todo el tiempo que desperdiciamos andando en malos pasos", ha declarado el que hasta hace poco más de dos años era uno de los líderes más violentos de esta cárcel.

   Linares es ahora el instructor del taller de panadería, oficio que aprendió de niño gracias a su abuela. En la actualidad, el exmiembro de '18 revolucionarios' espera poder borrar el pasado que el '18' tatuado en su frente le recuerda cada día.

   Por su parte, el director de Centros Penales, Marco Tulio Lima, ha explicado que fue en 2016 cuando comenzaron a clasificar a los internos de Gotera que tenían intención de abandonar la pandilla, con la intención de que iniciasen el programa 'Yo cambio'.

   "Hay un cambio de conducta, de favorecer la rehabilitación. Hay un deseo de abandonar la pandilla de manera definitiva hasta llegar al grado de solicitar el borrado de tatuajes", ha declarado Lima, tal y como ha recogido 'El Espectador'.

   "Que más quisiéramos que ir a la máquina para la remoción de tatuajes", ha declarado Marvin Palacios, de 31 años, exmiembro de la Mara Salvatrucha, quien actualmente se encuentra cursando el taller de dibujo y pintura.

   Con 'Yo cambio', la cárcel salvadoreña de San Francisco Gotera ofrece una segunda oportunidad a los expandilleros armándoles, en esta ocasión, de educación.