Publicado 12/07/2020 09:36

El Salvador.- El Salvador, ante una oportunidad histórica por la reducción de la violencia

Pandilleros en una cárcel de El Salvador tras una ola de asesinatos en plena pandemia de coronavirus (Imagen de archivo)
Pandilleros en una cárcel de El Salvador tras una ola de asesinatos en plena pandemia de coronavirus (Imagen de archivo) - Especial/NOTIMEX/dpa - Archivo

El plan de choque del Gobierno y la voluntad de las propias pandillas podrían explicar el descenso

MADRID, 12 Jul. (EUROPA PRESS) -

El Salvador sufre una violencia casi endémica. Enlazó la larga guerra civil con el surgimiento de las pandillas o maras y desde entonces ha anotado cifras récord de homicidios. Sin embargo, en el último año las muertes violentas se han reducido drásticamente por razones que aún no están claras pero que brindan a la nación suramericana una oportunidad histórica.

Tras doce años de conflicto armado que acabaron en 1992 con un saldo de más de 70.000 muertos, El Salvador ha seguido desangrándose por las maras, nacidas en los 80 entre los migrantes salvadoreños en Estados Unidos y exportadas en los 90 con las deportaciones al país, donde arraigaron y medraron.

La Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18, con sus dos facciones --Los Sureños y Los Revolucionarios-- son los dos grandes grupos criminales de El Salvador. Las autoridades estiman que hay unos 60.000 pandilleros activos que operan en el 94% de los municipios del país, aunque una tercera parte --unos 18.000-- están en las cárceles.

Estos números superan con mucho a la fuerza publica, que integran 25.000 policías y 13.000 militares, lo que explica que un país ya pacificado llegara a alcanzar en 2015 una tasa de homicidios semejante a la de la época de la guerra civil, con 103 por cada 100.000 habitantes.

En el último año, si bien con una tendencia ya a la baja, las muertes violentas no han hecho más que disminuir. El Gobierno de Salvador Sánchez Cerén (2014-2019) las redujo a una media de 9 diaria mientras que con Nayib Bukele, que llegó al cargo el 1 de junio de 2019, han caído a un promedio de 5 al día, incluyendo un periodo ininterrumpido de casi un mes sin homicidios, según datos recogidos por Crisis Group. De acuerdo con el nuevo Gobierno, la violencia letal se ha reducido más de un 60%.

"Las razones exactas para la caída de las tasas de homicidios a nivel nacional son difíciles de precisar", dice el 'think tank' en su reciente informe '¿Milagro o espejismo? Pandillas y el desplome de la violencia en El Salvador'.

LA APUESTA DE BUKELE

Bukele, que ha celebrado puntualmente por Twitter cada día sin homicidios, lo ha achacado al Plan de Control Territorial ideado por su Gobierno para acabar con la violencia, a desarrollar en siete fases hasta 2021 con un coste de casi 600 millones de dólares.

Por un lado, se basa en la llamada política de 'mano dura' que, tal y como recuerda Crisis Group, "ha demostrado ser extremadamente popular", a pesar de que "este enfoque, sumado a los precarios mecanismos de control disciplinario en las fuerzas de seguridad, creó un ambiente propicio para el aumento de abusos policiales y militares".

En el caso del plan de Bukele, busca mejorar la capacitación y el equipamiento de las fuerzas de seguridad, así como sus condiciones de trabajo, plantea recuperar la Policía Rural y crear policías comunitarias y un batallón de policía militar para las cárceles, desde donde los líderes siguen dirigiendo las pandillas.

En el ámbito judicial, ha apostado por el establecimiento de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en El Salvador (CICIES), siguiendo el ejemplo de países vecinos como Guatemala y Honduras.

LOS 'CUBOS'

A ello se añade una tercera pata, la prevención del delito atacando las causas profundas de la violencia, tales como la pobreza y la falta de oportunidades, que no dejan más salida a niños y adolescentes que unirse a las filas de la MS-13 o el Barrio 18, o convertirse en migrantes junto a sus familias.

Para Carlos Marroquín, estrecho colaborador de Bukele que dirige la Unidad de Reconstrucción del Tejido Social, esta parte "es la más importante, porque es la que va a ser permanente", puesto que las medidas coercitivas "terminarán en algún momento".

El símbolo de esta política son los 'cubos', "centros recreativos y educativos de diseño moderno" con los que el Gobierno pretende atraer a los jóvenes para que su ocio se distancie de las pandillas y la formación que allí reciban les permita alejarse definitivamente de ellas. Una auténtica "válvula de escape", en palabras de Marroquín.

Bukele pretende construir al menos 50 'cubos' priorizando los barrios pobres sometidos por las maras. De momento, el único construido es el de La Iberia, una localidad situada a las afueras de la capital, San Salvador, que está controlada por la MS-13.

"Es un sueño hecho realidad", ha contado a Crisis Group un líder comunitario de La Iberia, para quien sin duda ha sido "algo positivo" para la comunidad, donde hoy solo quedan diez pandilleros frente a los 75 de hace años.

A MERCED DE LAS PANDILLAS

No obstante, el grupo de análisis cree que "el Plan Control Territorial probablemente no sea la única causa" de la drástica reducción de la violencia en El Salvador, entre otras cosas, porque "la caída de las tasas locales de homicidios no corresponde precisamente a aquellas áreas donde se ha implementado".

"Más bien las pandillas parecen haber decidido disminuir el uso de la violencia letal", sostiene, basándose en su "control indiscutible" sobre las comunidades, la disminución de la rivalidad entre maras y la creciente autonomía de sus miembros libres respecto a los líderes encarcelados.

Crisis Group recuerda que la voluntad de las maras ha demostrado ser determinante en al menos tres momentos, más allá de las fluctuaciones de las políticas gubernamentales. La primera, con la tregua acordada en 2012; la segunda, con la reducción de las muertes violentas en 2016 como respuesta a las "medidas extraordinarias" ordenadas por Cerén tras el pico de 2015; y la última, el pasado abril, cuando hubo 80 homicidios en tan solo cinco días para después decaer.

"En este país, los homicidios disminuyen solo si las pandillas lo deciden", confirma un periodista salvadoreño al 'think tank'. Por ello, "numerosos analistas y activistas locales atribuyen la decisión de las pandillas a un acuerdo informal entre ellas y con las autoridades, quienes presuntamente les han ordenado a las fuerzas de seguridad reducir sus enfrentamientos con estos grupos".

¿NUEVO DIÁLOGO?

Sean cuales sean las causas, Crisis Group considera que será necesaria una acción política deliberada para mantener a raya la violencia, como un nuevo diálogo entre el Gobierno y las maras. Si bien es cierto que el anterior acabó con más de un 75% de rechazo popular, "Bukele todavía goza de una notable popularidad", por lo que "tiene el capital para avanzar en este frente", algo que podría verse favorecido por la pseudolabor humanitaria que han ejercido las pandillas en pandemia con el reparto de comida.

Además de una acción deliberada, añade, debe haber con un amplio consenso entre las fuerzas políticas y las instituciones salvadoreñas, algo que el 'think tank' ve difícil debido al pulso que Bukele ha mantenido con el Legislativo --controlado por la oposición conservadora de ARENA e izquierdista del FMLN-- y con el Judicial antes y durante la crisis sanitaria y al horizonte electoral de 2021.

Asimismo, Crisis Group advierte de que "algunas de las maniobras del presidente para someter a sus oponentes y concentrar el poder en sus manos", incluida la ocupación militar la Asamblea Legislativa", y la excesiva 'mano dura' de Bukele, sobre todo contra los pandilleros encarcelados, podrían espantar a una comunidad internacional que necesitará para financiar sus planes.

Así las cosas, estima que Bukele "debe tomar una decisión: Puede repetir los mismos errores del pasado, apoyándose en políticas draconianas de 'mano dura' y un enfoque hostil hacia sus rivales; o puede adoptar una estrategia con base en los éxitos que ha logrado hasta el momento, intentar forjar un amplio apoyo político para sus reformas y conseguir la mejor oportunidad para llevar a El Salvador más allá de sus ciclos recurrentes de violencia relacionada con las pandillas".