Publicado 28/06/2019 17:09

¿Cómo es Sandra, la primera orangutana argentina declarada judicialmente "persona"?

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   BUENOS AIRES, 28 Jun. (Notimérica) -

   La orangutana Sandra ha sido declarada judicialmente "persona no humana" por un Juzgado de Palermo en Buenos Aires (Argentina). Este reconocimiento fue conseguido gracias a la presión de 'Proyecto Gran Simio', una asociación animalista de España.

   Esta organización ha conseguido que por primera vez en la historia de la humanidad un animal sea reconocido como "persona" a nivel jurídico. Por lo que Sandrá tendrá los mismos derechos legales que otra persona, sin ninguna diferenciación.

   Ahora, la orangutana abandonará su casa y viajará en avión hacia una reserva natural americana. Del Ecoparque porteño situado en Buenos Aires, el simio se trasladará al Center of Great Apes (Centro para Grandes Simios) de Florida, según 'La Nación'.

   Sandra nació el 14 de febrero de 1986 en el zoológico de Rostock, en lo que antes era la República Democrática Alemana. Fue abandonada por su madre y creció en la soledad. Sin embargo, ella repitió la historia familiar y tampoco quiso cuidar a su cría, ya que carece de instinto maternal.

   Sin embargo, la vida para Sandra cambió cuando la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (AFADA), representada por el abogado constitucionalista Andrés Gil Domínguez, consideró que la situación de Sandra, "encerrada en una caja de cemento", era intolerable y acudió a los tribunales para reclamar que dejara de ser considerada "cosa" u "objeto".

   El asunto de Sandra llegó al Juzgado Contencioso, Administrativo y Tributario número 4 de Buenos Aires, dirigido por la juez Elena Liberatori. Ahí empezó a desarrollarse una amistad entre la juez y la orangutana.

   "Estudié leyes para defender a los inocentes, y no hay nada más inocente que un animal", explica la juez.

   Por el momento, no se puede ver a la orangutana sin previa autorización judicial. Se ha establecido un régimen de visitas para no vulnerar "sus derechos", cuenta el diario argentino El Clarín. Mientras tanto Sandra come y juega como siempre ha hecho.