Actualizado 29/03/2013 20:15

El padre Cantalamessa advierte acerca los muros divisorios que separan las iglesias


ROMA, 29 Mar. (EUROPA PRESS) -

El predicador de la Casa Pontificia, el padre Raniero Cantalamessa, ha advertido sobre los impedimentos de la Evangelización al recordar "los muros divisorios, como aquellos que separan a las distintas iglesias cristianas entre sí, la excesiva burocracia, los residuos de los ceremoniales, leyes y controversias del pasado", durante la ceremonia de la Pasión del Señor de este Viernes Santo, presidida por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro.

Así, el Papa Francisco ha entrado a las 17,00 horas en oración silenciosa a la Basílica de San Pedro y al llegar frente el altar de la Cátedra se ha postrado en el piso. Después se ha llevado a cabo la lectura de la Pasión del Evangelio de Juan cantada por tres diáconos en el momento de la muerte de Jesús de la narración los fieles y el Pontífice se ha arrodillado.

Posteriormente, como es tradición, la homilía ha sido pronunciada por el predicador de la Casa Pontificia que ha destacado que "este Viernes Santo, celebrado en el Año de la Fe y en presencia del nuevo sucesor de Pedro, podría ser, si se quiere, el principio de una nueva existencia".

Por otro lado, Cantalamessa ha destacado que "el progreso de la humanidad avanza hoy a un ritmo vertiginoso, y la humanidad ve desarrollarse ante sí nuevos e inesperados horizontes fruto de sus descubrimientos".

Aun así, ha precisado que "puede decirse que ya ha llegado el final de los tiempos, porque en Cristo, subido a la diestra del Padre, la humanidad ha llegado a su meta final. "A pesar de todas las miserias, las injusticias y la monstruosidad existentes sobre la tierra, en él se ha abierto ya el orden definitivo del mundo", ha señalado.

RETORNO DE LA FE CRISTIANA

Asimismo, el predicador de la Casa Pontificia ha remarcado que "la fe cristiana podría retornar al continente y al mundo secularizado por la misma razón por la que hizo su entrada: como la única que tiene una respuesta segura que dar a los grandes interrogantes de la vida y de la muerte".

Además, el padre Cantalamessa ha indicado que "la cruz separa a los creyentes de los no creyentes, porque para unos es un escándalo y una locura, y para otros es el poder de Dios y la sabiduría de Dios", pero ha añadido que "en un sentido más profundo, esta une a todos las hombres, creyentes y no creyentes" porque "los nuevos cielos y la tierra nueva pertenecen de derecho a todos y son para todos: porque Cristo murió por todos".

En esta línea, ha remarcado que la urgencia que deriva de todo esto es evangelizar para anunciar "al mundo la buena nueva de que ya no hay condena para aquellos que viven unidos a Cristo Jesús" y ha destacado que "todavía hay muchos hombres que están de pie junto a la ventana y sueñan, sin saberlo, con un mensaje como el suyo".

Así, ha explicado que "la evangelización cristiana no es conquista, no es propaganda; es el don de Dios para el mundo en su Hijo Jesús, es dar al Jefe la alegría de sentir la vida fluir desde su corazón hacia su cuerpo, hasta vivificar a sus miembros más alejados".

El predicador de la Casa Pontificia ha citado las palabras del Papa Francisco que indican que Jesús "no llama para entrar, toca desde dentro para salir", salir a las "periferias existenciales del pecado, del sufrimiento, de la injusticia, de la ignorancia y indiferencia religiosa, y de todas las formas de miseria".

En esta línea, ha agregado que se requiere "coraje para derribar" los muros y volver a la simplicidad y la sencillez de sus orígenes.

UN TIEMPO NUEVO PARA LA IGLESIA

Al finalizar, el padre Cantalamessa ha solicitado al Espíritu Santo que "en este momento en que se abre para la Iglesia un tiempo nuevo, lleno de promesa y de esperanza, reavive en los hombres que están en la ventana la espera del mensaje, y en los mensajeros, la voluntad de hacérselo llegar, incluso a costa de la vida".

Después de la homilía se ha llevado a cabo la oración universal por la Iglesia, el Papa, por los órdenes sagrados y los fieles, por los catecúmenos, por la unidad de los cristianos, por los hebreos, por los no cristianos, por los que no creen en Dios, por los gobernantes y por los que sufren tribulación.

Posteriormente la adoración de la Cruz, en la que el Papa ha ido a adorar la Cruz presentada por el diácono y se ha quitado la casulla roja quedándose con la camisa y la estola. Al finalizar la adoración de la Cruz, el Papa Francisco ha elevado la Cruz y la ha presentado en oración silenciosa a la asamblea y al finalizar, se ha repartido la Comunión.

Por su parte, los cardenales, patriarcas, arzobispos y obispos presentes en la celebración de la Cruz han participado sin llevar el anillo episcopal y se han reunido desde las 16,30 horas en la capilla del Santísimo Sacramento de la Basílica de San Pedro para un tiempo de Adoración.

Los cardenales diáconos que han acompañado el Papa Francisco han sido el cardenal Giovanni Lajolo y el cardenal Kurt Koch.