Actualizado 29/03/2017 22:13

Superior de los Jesuitas: "En Venezuela la renta petrolera hace que el Estado mantenga la sociedad"

   A Arturo Sosa no le gusta que le llamen 'Papa negro' porque "el deber del jesuita es estar detrás del obispo y del Papa"

   ROMA, 18 Oct. (EUROPA PRESS) -

   El nuevo superior general de los Jesuitas, el sacerdote venezolano Arturo Sosa Abascal, ha afirmado que el desafío más importante que enfrenta la Compañía fundada por San Ignacio de Loyola en 1540 es la "gran llamada a la reconciliación" del mundo.

   "No puede estar presente el reino de Dios si no buscamos una situación en la que el mundo pueda vivir en paz, también en paz con el creador. Estamos tan heridos que podemos poner en peligro la vida de la tierra", ha afirmado en su primera presentación ante los medios, después de que el pasado 14 de octubre fuera elegido como 31° superior de los Jesuitas.

   Así, ha reconocido que el desafío de la orden es "contribuir con un pequeño esfuerzo a la reconciliación entre los hombres, así como del hombre con el creado y con Dios".

   De otro lado, ha comentado que mientras ante acontecimientos injustos y dramáticos como los poderes del narcotráfico, las guerras, el hambre o el tráfico de personas los jesuitas y también todos los cristianos buscan "lo imposible" que es una manera de "expresar la fe".

"Quien tiene fe busca lo imposible, es la esperanza la que invita a hacer lo que esperamos. Cuando haces un análisis del mundo, un análisis histórico podríamos decir 'no hay nada de hacer', pero es posible tener un mundo diverso a este, donde las personas sean considerados personas, donde no haya hambre, donde todo el mundo tenga una casa", ha dicho.

   De esta forma, ha explicado que "sin la fe no se hace nada" porque es en Dios donde se cimenta la esperanza, pero al mismo tiempo ha manifestado que la "capacidad intelectual" es la otra pierna donde se sustenta la Iglesia. Sousa ha explicado que los jesuitas invierten "tiempo, energía y recursos humanos" en la formación no para "acumular títulos académicos" sino para que la Iglesia tenga dos piernas: "el servicio a la fe y la profundidad intelectual".

   Sobre los retos, ha añadido que su predecesor, el español Adolfo Nicolás, que renunció a su cargo cuando cumplió 80 años, pidió a toda la Compañía reflexionar "sobre las llamadas que hoy se hacen a la Compañía de parte del Señor". "Ha sido sorprendente que se ha repetido la palabra reconciliación. En todas las regiones del mundo se siente esta división, hay situaciones graves. Hay situaciones como en Siria y también otras guerras que no se conocen porque no están en los medios de comunicación. Hay también violencia como la que se ejerce sobre las personas que deben emigrar por razones económicas", ha explicado.

   Además, ha señalado algunos retos que fueron señalizados en 2008 por la orden fundada por San Ignacio de Loyola, como la crisis de refugiados, el diálogo interreligioso y las situaciones de conflicto bélico y de pobreza en el mundo.

   Sobre la impronta que va a dar al Gobierno de la Compañía de Jesús, ha señalado que la labor de la Congregación General no ha terminado con la elección del Superior, sino que acaba de comenzar. "Ahora comienza la etapa deliberativa de la congregación. La congregación es la máxima autoridad y, por tanto, es ella la que tiene que dar las orientaciones", ha explicado.

"No se entra en discusión sobre nuestra misión, que es el servicio de la fe y la promoción de la justicia teniendo en cuenta la diversidad cultural y el diálogo. Esto es indiscutible para la Compañía", ha añadido. Sobre su nombramiento, ha reconocido que no se lo esperaba y ha expresado que hace tiempo que "está metido en líos" en referencia al mensaje que el Papa Francisco ha dado en repetidas ocasiones a los jóvenes.

   "Ahora me tocará enfrentarme a esto, el mensaje es no tener miedo y llegar hasta el final de los conflictos de los seres humanos. La compañía no es una organización para defenderse a sí misma sino para defender a los demás", ha enfatizado.

   También ha explicado que como padre general de la Compañía de Jesús, deberá "poner en práctica los decretos" y "proveer un equipo de gobierno".

   Preguntado por la situación política, económica y social en su país natal, Sousa ha explicado que Venezuela "es un país que vive de la renta petrolera administrada en exclusiva por el Estado". Así, ha explicado que esto hace "muy difícil" la construcción de una sociedad democrática porque "en una democracia el Estado está subordinado a la contribución de la sociedad, pero en Venezuela la renta petrolera dirigida por el Estado hace que el Estado mantenga la sociedad".

   En este sentido, ha comentado que la crisis actual es causada porque la "renta petrolera no alcanza para mantener a la sociedad venezolana" y ha señalado que el modelo político implantado por Hugo Chávez y después por Nicolás Maduro es un "proyecto rentista que no se sostiene en sí mismo, ni política, ni social, ni económicamente". Sin embargo, ha señalado que la oposición venezolana "no tiene un proyecto para salir de este modelo".

   Además, ha subrayado que en la "coyuntura actual" los puentes para el diálogo entre el Estado y la oposición "hay que construirlos". Finalmente ha incidido en que lo principal para la sociedad venezolana es "construir puentes" porque "nadie quiere más violencia de la que ya existe en el país".

   Asimismo, ha asegurado que tiene una relación de afecto con el Papa del que ha dicho que es muy "fácil" entrar no solo en comunicación, sino "en cordialidad". Sobre si le gusta que le llamen el 'Papa negro', ha comentado que no le gusta porque los jesuitas hacen un voto de renuncia al poder de "no aceptar ni aspirar a cargos eclesiásticos". "El lugar del jesuita es estar detrás del obispo y del Papa".